El color de la fe: gremio de pescadores y el Cristo Negro
Septiembre no solo destaca por ser el mes patrio sino que para los campechanos es el tiempo en el que se vive el culto al Cristo Negro.
Es la iglesia de San Román quien da morada a la imagen y en donde inician los festejos de una de las tradiciones con más de 300 años de antigüedad en la Villa de Campeche.
Dentro de las actividades religiosas destaca la presencia de distintos gremios que se organizan y forman grupos de visita, considerándose agraciados todos y cada uno de sus integrantes, para llevar su amor y agradecimiento al Cristo Negro.
Más de treinta grupos, conformados por los campechanos, son movidos tanto por su pasión como la fe en sus creencias; por ello la alegría y la emoción a flor de piel se manifiesta con cantos y oraciones en cada celebración.
Cada año el gremio de pescadores de la bahía rinde tributo a su santo patrono. Es a él a quien expresa su agradecimiento y peticiones personales, y esto da inicio con la “alborada” en honor al Cristo Negro.
Las promesas son el hilo conductor de su devoción y lo que los hace regresar año con año para redimirse.
El 9 de septiembre es un día especial para esta agrupación que junto con sus familias acuden al encuentro del señor San Román muy cerca del mar.
La celebración eucarística fue un suceso especial para los que tuvieron la fortuna de acompañarlo en tiempos anteriores, ya que hoy con el objetivo de preservar la imagen, este oficio religioso ha dejado de realizarse ahí en el muelle, sin que esto suprima el paseo de la imagen por el mar.
Este encuentro es la remembranza del recibimiento y el arribo de la imagen tal y como sucedió por primera vez en 1464.
El color de la fe se vive con el fervor de los campechanos durante casi todo el mes de septiembre. Llegan visitantes de la región maya con su vestimenta de vívidos colores que realza su presencia al pie del crucifijo.
La tradición religiosa se celebra con júbilo, reflejándose en el barrio de San Román que se viste de fiesta con su feria, tradiciones como los juegos pirotécnicos, venta de artesanías y comida regional.
Durante 21 días los campechanos disfrutan de sana convivencia y en este tiempo de celebración la gente visitante y adoradora hace suya las tradiciones; entre ellas, la popular lotería campechana, predilecta por personas de todas la edades.
Mientras los comensales disfrutan de los antojitos campechanos y los niños se divierten con los juegos mecánicos; todos ellos, partícipes de una herencia cultural que practican y mantienen.
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