El sueño de escuchar a la Camerata de Coahuila
La Camerata de Coahuila cumplió 25 años de su formación, te contamos el viaje que realizamos para celebrar con ellos.
Los viajeros de corazón sabemos que si tu grupo favorito tocará en algún otro sitio que no sea tu ciudad vale la pena emprender camino para ir a verlos.
Esto me ocurrió cuando me enteré de que la Camerata de Coahuila cumplía 25 años: ¡era el momento ideal para ir a verlos!
La Camerata de Coahuila es una de las instituciones de música clásica más importantes del país, junto con la Sinfónica Nacional o la Orquesta Sinfónica de Xalapa.
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La Camerata realizó tres presentaciones: una en la ciudad de Torreón, otra en el Pueblo Mágico de Cuatro Ciénegas y la última en la ciudad de Saltillo.
La pieza elegida para tocar fue La creación de Joseph Haydn que fue interpretada por los tenores Enrique Guzmán y Rodrigo Urrutia y la soprano Anabel de la Mora, además del coro del Instituto de Música de Coahuila.
Los conciertos
El primer concierto que presencié fue en el recién remodelado Teatro Nazas, en la ciudad de Torreón, cuya arquitectura hermosa y excelente acústica enamora al visitante; sin duda se trata de un recinto que hay que conocer.
En este espacio se realizó un brindis especial para conmemorar los 25 años de la Camerata, al cual asistió el gobernador del Estado, Miguel Ángel Riquelme, el alcalde de Torreón, Jorge Zermeño, y los vicepresidentes fundadores de la Camerata de Coahuila, Lucrecia y Ricardo Santibañez.
Luego del brindis se llamó a tercera llamada y empezaron a sonar los primeros acordes: La representación del caos sonó y así empezó la celebración del 25 aniversario.
Escuchar la perfección con la que maneja la orquesta Ramón Shade, el director coahuilense, quien ha estado frente a la camerata desde que la agrupación se formó.
Shade es quien hace que todo suene a la perfección, quien le da el sonido a la camerata y la hace brillar; se nota la experiencia que lo ha distinguido cada vez que es invitado a dirigir cualquier otra orquesta.
Es un sueño escuchar a la Camerata, tanto que al día siguiente viajé hasta el Pueblo Mágico de Cuatro Ciénegas para ahora escucharlas en la Iglesia de San José.
El sonido era totalmente diferente, al igual que el público, que se estremecía con las voces de los tenores, el sonido de los violines y la pasión de los violonchelos.
La música se mezclaba con el ir y venir de los abanicos de la gente que llenó la iglesia para disfrutar de este concierto gratuito.
Luego del concierto me despedí de la Camerata, ya que ellos siguieron su camino a Saltillo en donde ofrecerían su último concierto, mientras yo disfrutaba un poco más de este Pueblo Mágico, su poza azul, su río y las Dunas de Yeso.
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