Hamburguesa de chile en nogada, tradición e innovación gastronómica
¿Te imaginas una hamburguesa de chile en nogada? Pues ya existe y nació en Puebla. Te contamos sobre este innovador platillo que conquistará los paladares más exigentes.
Escápate un fin de semana:
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Ya arrancó la temporada de chiles en nogada, platillo relacionado con la independencia de nuestro país. Para ello, en el estado de Puebla la chef Teresa Moreno, cocinera del restaurante Fonda de Santa Clara, decidió realizar una innovación con un chile en nogada en hamburguesa y cemita.
De acuerdo con Teresa, la idea original fue de Rubén Araujo, quien pretende darle una cambio a la fonda, ya que debido a la pandemia se requiere de nuevas ideas para reactivar el turismo.
De acuerdo con el chef, la hamburguesa no es una tarea fácil, ya que lleva los mismos ingredientes que el chile en nogada tradicional. Para la preparación se necesita un pan de hamburguesa hecho con la receta secreta del chef, al que se le unta mermelada de durazno y manzana.
Posteriormente se cocina la carne de cerdo y res para ser bañada con la nogada. Finalmente se colocan tiras de chile poblano capeado y se decora con el clásico perejil y la granada.
En cuanto a la cemita, el procedimiento es semejante, sólo que lleva milanesa, pata de res, jamón, queso y aguacate.
¿Y cómo nacieron los chiles en nogada que hoy son hamburguesa?
Hay diferentes versiones acerca de la aparición de los chiles en nogada en la mesa mexicana. Sin embargo, se sabe que data de 1821, año en el cual Agustín de Iturbide firmó el Acta de Independencia de México y de los Tratados de Córdoba.
Algunos cuentan que fueron las madres agustinas del Convento de Santa Mónica en Puebla las que, al saber que don Agustín estaría en esa ciudad para celebrar su santo, el 28 de agosto, decidieron elaborar un platillo que recordara los colores de la bandera del Ejército Trigarante.
Por otro lado, el escritor Artemio del Valle Arizpe dice que en el regimiento de don Agustín se encontraban tres soldados que tenían novias en Puebla. Ellas quisieron recibirlos con un platillo especial que debía tener los colores de su uniforme, los de la bandera trigarante.
Por lo mismo, cada una buscó el ingrediente que llevara uno de los colores y no quisieron recurrir a ningún recetario. Le rezaron a la Virgen del Rosario y a San Pascual Bailón para que las iluminara. Luego se pusieron a cocinar y el resultado fue el que ya conocemos.
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