Henequén, el oro verde mexicano del siglo XIX
Usado por los mayas desde la época prehispánica; el henequén generó en Yucatán un auge industrial sin precedentes hasta mediados del siglo XX
Olvídate de la rutina y escápate:
George de la Selva, balneario y cenote cerca de Mérida
El henequén o Agave fourcroydes, y el Chelem, Agave angustifliaes, son las únicas dos plantas del género Agave originarias del estado de Yucatán, que desde tiempos prehispánicos, fueron aprovechadas por los mayas para obtener fibras de gran resistencia y así elaborar sogas y cordeles. De hecho, los mayas lo llamaban Ki.
Asimismo, también es conocido con el nombre de sisal, pues en el puerto homónimo, en la península yucateca, se embarcaban grandes cantidades de fibra de henequén con destino a los mercados norteamericanos y europeos, entre el siglo XIX y mediados del XX.
Henequén en la época prehispánica
De acuerdo con la leyenda maya, el dios Zamná, sacerdote sabio, deidad de la medicina y de la agricultura, caminaba por un plantío de henequén y fue herido por las espinas de una de sus hojas. Inmediatamente, se dio cuenta que de ésta salían unas fibras muy resistentes, las cuales serían de gran utilidad para su pueblo.
En consecuencia, y según fuentes históricas, parece que los mayas del periodo clásico ya habían domesticado a la planta. Sin embargo, llama la atención que en la crónica de Rogerio de Bodeham, Viaje al Golfo de México, escrita en 1564, el autor señala que:
Alrededor de Mérida y en otras partes de Nueva España crece cierta planta llamada maguey que produce vino, vinagre, miel, azúcar y de cuyas hojas se saca el cáñamo, cuerdas y los zapatos que ellos usan».
Por lo anterior, podemos concluir que los mayas dieron múltiples usos al henequén.
La planta en el siglo XIX: el oro verde yucateco
Antes de la invención de las fibras sintéticas, el henequén era rey; a mediados del siglo XIX se intensificó su cultivo en las haciendas yucatecas, que destinaron grandes extensiones de tierra para satisfacer a una creciente industria aprovechando la mano de obra maya de la región.
Y es que en esa época, además de los usos ya mencionados anteriormente, los barcos de velas náuticas en todo el mundo requerían cuerdas de fibra dura para sus amarres; también, la industria ganadera necesitaba las fibras del henequén para el embalaje de heno y la paja.
Sin embargo, en el siglo XX, con la invención y proliferación de fibras sintéticas por un lado; y el uso de motores de combustión interna en embarcaciones y automóviles por el otro; la industria del henequén se desplomó.
El henequén en la actualidad
Hoy esta planta se sigue cultivando, no solo en Yucatán sino en Tamaulipas. De acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), en 2017, la producción nacional de henequén fue de más de 12 mil toneladas, obtenidas en una superficie cosechada de 6,461 hectáreas.
Igualmente, su consumo sigue siendo principalmente industrial, para la fabricación de cuerdas, sogas, sacos e hilos; también se utiliza para elaborar artesanías como bolsas, tapetes, zapatos, alfombras y hamacas.
Por último, sus usos se han ampliado: para preparar bebidas alcohólicas; producir etanol y biogás; como alimento de ganado y biodetergente; y muchas cosas más.
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