10 paraísos mexicanos que asombran al mundo. ¿Cuáles conoces?
En su vasto territorio -entre montañas, selvas, desiertos y costas-, México aloja numerosos escenarios naturales que impactan a viajeros de todas partes del orbe. ¡Aquí 10 espectaculares!
1. De lagunas y corales
Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an, Quintana Roo
En 1987, mientras sobre la Antártida se descubría un agujero en la capa de ozono, la UNESCO declaró como Patrimonio de la Humanidad la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an. Entonces, como ahora, ese espacio cubierto de selvas, marismas y manglares, lleno de cenotes, se antojaba digno de resguardo. Para transitar su acuoso paisaje construyeron canales que aún son navegables.
Lo asombroso
La vida aquí es diversa, abunda en sutilezas. Si se pasea en lancha o kayak se mira un cielo cruzado por aves migratorias y en los árboles anidan aquellas que deseamos no se extingan. Las lagunas de Muyil y Chunyaxché aparecen, llenas de calma y colores, entre los canales. Loros, tortugas y cocodrilos salpican a ratos con sus movimientos el silencio; mientras el agua y la selva rodean las dispersas ruinas que dejaron los mayas. Si se bucea o practica esnórquel en la costa, es el Gran Arrecife Maya el que regala peces iridiscentes, esponjas, erizos, caracoles y estrellas de mar danzan alrededor de los bancos de coral como si de ello dependiera el mundo.
Te va a gustar
Despierta con el viento moviendo palmeras y olas en el Centro Ecológico Sian Ka’an (CESIAK). Cabañas, hamacas, brisa, uso de energías sustentables y tours ecológicos forman parte de la experiencia (Tel. 01 (984) 871 2499; Fb. Cesiak Centro Ecológico de Sian Ka’an).
Cómo llegar
2. Bosques cubiertos de mariposas
Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca, Michoacán y Estado de México
Luz tenue, humedad, viento sosegado, bosques de abetos y oyameles. Eso llegan buscando cada año las mariposas monarca. Son las peregrinas anaranjadas que vienen de lejos, y se instalan exhaustas. En su viaje reside la continuidad de su especie, lo saben, llevan tatuado ese conocimiento en las alas y en las líneas negras que las adornan. Aparecen al final de octubre las primeras colonias y antes de que llegue abril ya habrán emprendido el camino de regreso al norte.
Lo asombroso
El sitio al que arriban es vasto. Declarado como Patrimonio de la Humanidad en 2008 por la UNESCO, se encuentra en el linde entre Michoacán y el Estado de México. Ahí están los santuarios (5) de Sierra Chincua y El Rosario, o los de La Mesa, El Capulín y Piedra Herrada. Se vuelven nubes o árboles, se estiran en ramas. Y brillan, se iluminan con los rayos que del sol caen, como si supieran que su vida es un espectáculo al que los humanos asistimos con la boca abierta.
Te va a gustar
Puedes quedarte a dormir en Valle de Bravo. El hotel El Ciprés (Privada Amado Nervo No. 8, Centro. hotelelcipres.com) es una alternativa.
Cómo llegar
3. Animales que vieron los antiguos
Pinturas rupestres de la Sierra de San Francisco y Santuario de Ballenas de El Vizcaíno, BCS
La piedra fue el lienzo utilizado por los antiguos habitantes de la Sierra de San Francisco desde el arcaico temprano. Ahí, en las cuevas dibujaron lo que entonces podía importarles. Pintaron en negro, rojo, amarillo y blanco los animales que les otorgaban sustento y la visión que de sí mismos tenían. Diferentes motivos forman un universo de figuras colosales que no ha borrado el tiempo.
Lo asombroso
Relativamente cerca de la Sierra de San Francisco y su arte rupestre, se halla el Santuario de Ballenas de El Vizcaíno, el lugar donde arriban cada invierno las ballenas grises. Llegan huyendo del Océano Ártico, del helado paisaje lleno de monotonía, y se instalan en las lagunas costeras de San Ignacio y Ojo de Liebre para reproducirse y cuidar de sus crías. Su presencia importa, mantiene el equilibrio de las aguas, y es tan remota que aparece venerada por los antiguos en los grandes murales de las cuevas. Todavía, cuando se les mira en el mar, las ballenas parecen como surgidas de esas húmedas pinturas elaboradas siglos atrás.
Te va a gustar
San Ignacio puede ser un buen punto de partida para ir en busca de cuevas y ballenas. Una opción es el hotel Casa Lereé (Callejón Morelos No. 20; Tel. 01 (615) 154 0158; casaleree. com), floreado y pequeño.
Cómo llegar
4. Un laberinto de adobe
Zona arqueológica de Paquimé, Casas Grandes, Chihuahua
Nubes, una llanura color ocre y los intricados montículos de adobe levantados por una cultura antigua. Este es el paisaje que escogió la UNESCO en 1998 como parte del Patrimonio de la Humanidad. Paquimé, la ciudad prehispánica que no se parece a ninguna otra. No tiene plazas ni basamentos piramidales, tampoco piedras talladas o sitios dispuestos para observar las estrellas. Pero sus habitantes mantuvieron relaciones con las culturas más avanzadas de Mesoamérica, y el resultado es una peculiar mezcla traducida en su arquitectura de tierra.
Lo asombroso
Aljibes, acequias, canales y drenajes dan forma a un sofisticado sistema hidráulico en medio del desierto. Hay dos juegos de pelota y bodegas que alguna vez guardaron lo mismo guacamayas que objetos de concha o de cobre. Y si hay algo que dejaron sus pobladores fueron vasijas de barro, las utilizaron como lienzos para plasmar sus rostros, su cuerpo, su entorno. Ahora son los habitantes del cercano pueblo de Mata Ortiz los encargados de recrear el querido legado.
Te va a gustar
No tienes que irte muy lejos para descansar. Frente a la zona se encuentra el sencillo hotel Las Guacamayas, donde además se exhibe cerámica de Mata Ortiz (20 de noviembre No. 1101; Tel. 01 (636) 692 4144; mataortizollas.com).
Cómo llegar
5. La selva salpicada de ruinas
Antigua ciudad maya de Calakmul, Campeche
La vieja Calakmul está separada del resto del mundo por un camino pavimentado que atraviesa 60 kilómetros de selva. Al final del sendero aparecen las plazas y basamentos que dejaron los mayas, pero alrededor se despliegan las 723,185 hectáreas de la Reserva que todo lo guarda: cientos de sitios arqueológicos aún escondidos, jaguares, águilas, cedros y guayacanes, y hasta el traslúcido aleteo de las mariposas.
Lo asombroso
Visto desde lo alto de las Estructuras I y II, el mundo no es el mismo, es cielo y verde, un mar hecho de árboles que no terminan. Ahí, en lo alto, se escucha la calma ruidosa de la selva, la vida vuelta trinos, zumbidos y ramas crujiendo bajo el peso de los monos araña. En ese apretado universo de hojas quedaron resguardadas durante siglos las construcciones de los mayas. Larga fue la vida de esta metrópoli y de haber estado ahí en su época de esplendor, habríamos visto su gloriosa presencia extendiéndose tan al norte como lo pueda estar Cobá, en Quintana Roo, y tan al sur como para alcanzar Copán, en Honduras.
Te va a gustar
Si quieres dormir con la naturaleza entrando por las ventanas y el sonido de los monos aulladores a manera de despertador, puedes hacerlo en Puerta Calakmul (Carretera Escárcega-Chetumal Km 98; Tel. 01 (998) 892 2624; puertacalakmul.com.mx).
Cómo llegar
6. Islas que son mundos
Islas Marietas, Nayarit
Pájaros bobos. Si existen aves que recordar cuando se trata de las Islas Marietas son ellos. Los hay de patas cafés y también azules, andan torpemente cuando están tierra, pero con elegancia vuelan y se zambullen en busca de pequeños peces. Luego están los demás habitantes de este paraíso nayarita: delfines nariz de botella, mantarrayas gigantes, tortugas golfinas y ballenas jorobadas que en invierno llegan queriendo olvidarse de Alaska. Y mientras las ballenas dan saltos, debajo de ellas, entre arrecifes de corales, se agitan esponjas, anémonas y erizos. Es un espectáculo de transparencias reservado para buzos y entusiastas del esnórquel.
Lo asombroso
A ese pequeño archipiélago declarado Reserva de la Biósfera, se accede en lancha desde Punta Mita. Ajenas, rocosas, las Islas Marietas están llenas de túneles y cuevas. Los humanos las pisan para visitarlas, no para vivirlas. Están las de Isla Larga, y aquella, la Playa del Amor, en Isla Redonda, que nadie olvida. Solo atravesando a nado una caverna es que puede conocerse su oculta arena. Se trata de una playa encerrada, con un círculo de cielo haciendo las veces de techo.
Te va a gustar
En Punta Mita está el Cinco (Av. Anclote No. 5; Tel. 01 (329) 291 5005; cincopuntamita.com), donde los días están llenos del Pacífico y las noches transcurren entre los platillos que en el Café des Artistes del mar se preparan.
Cómo llegar
7. Entre iglesias y montañas
Misiones franciscanas de la Sierra Gorda, Querétaro
Ocupando la parte de la Sierra Madre Oriental que al norte de Querétaro corresponde, se halla la escarpada Sierra Gorda. En ella flota la neblina y existen todos los climas. Basta con ir al fondo de sus cañones para encontrar calor y plantas creciendo en semidesierto; pero arriba, a veces por encima de los 3,000 metros de altura, hay bosques de montaña, hongos que agradecen la humedad del suelo, osos y pumas, y entre hojas divaga la hermosa mariposa alguna vez estudiada por Humboldt. Tanta es la biodiversidad que la sierra sostiene, que fue declarada Reserva de la Biosfera en 1997.
Lo asombroso
La abrupta geografía de la Sierra Gorda sirvió de refugio a los huastecos, pames y jonaces durante el virreinato. Era 1715, no habían podido ser cristianizados y apenas llegaba hasta ellos fray Junípero Serra buscando lo que otros no habían logrado. Armados de paciencia, él y los franciscanos se encargarían de hacer posible lo imposible. El resultado fueron las misiones de Santiago de Jalpan, Nuestra Señora de la Luz de Tancoyol, San Miguel Concá, Santa María del Agua de Landa y San Francisco del Valle de Tilaco. Rodeadas de montañas, las cinco iglesias barrocas hablan, con querubines y mazorcas de maíz, lo mismo de la imaginación indígena que de la espiritualidad franciscana.
Te va a gustar
El vaivén de la Sierra Gorda y sus nubes desde el Hotel Misión Jalpan (Av. Fray Junípero s/n; Tel. 01 (441) 296 0445; hotelesmision.com).
Cómo llegar
8. Campo de espinas azuladas
El paisaje agavero de Tequila, Jalisco
Para vivir, Jalisco ha confiado siempre en su suelo rojizo y en las olas de agaves azules que sobre él crecen. Ese paisaje tan suyo ingresó en 2006 a la lista del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Y cómo no iba a hacerlo si en el vaivén de espigas queda resumida la identidad del pueblo mexicano.
Lo asombroso
En cada trago de tequila, como en esta región iba a ser conocida la bebida espirituosa, hay un poco de esos vastos campos de plantas azules que los ojos miran. En cada trago también hay tiempo: el que gastan los magueyes en crecer, el que la destilación necesita, y ese otro, lento, hecho de siglos, que ha involucrado manos, fábricas, haciendas, tabernas y poblados dedicados al noble oficio de transformar el agave Tequilana Weber en el líquido anhelado por los labios. Los fines de semana, un tren turístico, el Tequila Express, se encarga de acercar a los interesados desde Guadalajara a los sembradíos e instalaciones que hacen posible tanta magia.
Te va a gustar
La Cofradía (La Cofradía No. 1297; Tel. 01 (374) 742 1418; tequilacofradia.com.mx) es otra forma de no apartarse del elíxir de los dioses estando en Tequila.
Cómo llegar
9. Entre cráteres y dunas
Reserva de la Biósfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar, Sonora
Nunca recto, como si los horizontes planos fueran cosa de otro planeta, el Desierto de Sonora sube y baja lleno de refulgencias. En su espacio coexisten dos mundos ondulados reunidos bajo una misma reserva de la biosfera. Al este, El Pinacate. Un paraje oscuro, de cenizas en abundancia, con volcanes, ríos de lava petrificada, y cráteres donde alguna vez caminaron astronautas imaginando que algo parecido sentirían al pisar la luna. Al oeste y en contraste con la lustrosa opacidad de la sierra volcánica, se despliega el Gran Desierto de Altar. Sus dunas, que a veces alcanzan los 200 metros de altura, no se están quietas. La arena va y viene haciendo y deshaciendo montañas doradas a su antojo.
Lo asombroso
No por ser desierto la vida aquí está prohibida. Entre cráteres y dunas tiene cabida la biodiversidad. Cardones, biznagas y mezquites se elevan con poca prisa, atentos a nada que no sea ellos mismos. Vuela el águila calva. La tortuga del desierto vive en su costumbre detenida. Se arrastra el monstruo de Gila, ese lagarto, pesado y venenoso, que más parece dragón en diminuto. No faltan serpientes o si se busca se encuentra algún borrego cimarrón a la distancia. Incluso el nombre de El Pinacate proviene de un ser en movimiento, es así como se llama al escarabajo que aquí habita.
Te va a gustar
El desierto termina en mar, es el alto Golfo de California. Puedes pasar la noche en el Peñasco del Sol Hotel (Paseo Las Glorias No. 1; Tel. 01 (638) 383 0302; penascodelsolhotel.com).
Cómo llegar
10. El universo bajo el agua
Sistema arrecifal veracruzano, Veracruz
Bajo las olas, ya sea junto al Puerto de Veracruz o frente al pueblo de pescadores Antón Lizardo, se extiende una cordillera submarina donde se acumulan años contados en millones y rocas coralinas que forman 17 arrecifes. Cada uno es un mundo vertical, que del fondo emerge en busca de luz. Y en esa nación de corales todas las formas y colores caben.
Lo asombroso
Las ciudades donde la vida es posible y se mueve a manera de estrellas, galletas y caballitos de mar, de erizos y caracoles lengua de flamingo. Flotan alrededor pulpos y calamares, el gusano de fuego se esconde bajo una piedra, pasan morenas verdes intimidando con sus puntiagudos dientes, y los peces payaso, tan llenos de brillo, no abandonan por nada sus anémonas. Más lejos, condenados al óxido y el mutismo, se miran barcos hace tiempo hundidos. El agua que todo transforma se ha encargado que los buques no estorben. Al contrario, sirven de hábitat a la incansable danza marina.
Te va a gustar
Puedes descansar en Boca del Río. Ahí está, el Hilton Garden Inn (Blvd. Manuel Ávila Camacho s/n; Tel. 01 (229) 923 0201; hiltonhotels.com).