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3 películas de horror clásicas del cine mexicano

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Te presentamos algunas de las películas de horror mexicanas que, debido al excelente trabajo con el que fueron realizadas, se han convertido en clásicos que todo amante del género tiene que ver.

Dentro del inmenso mundo del cine, México ha realizado aportaciones verdaderamente significativas. Entre ellas tenemos las que se han hecho al género del horror. Por ello, te compartimos 3 películas que han logrado convertirse en inigualables en clásicos. ¿Las has visto?

1. Hasta el viento tiene miedo (1967)

Si queremos hablar de buen cine de horror mexicano, necesariamente tenemos que incluir a Carlos Enrique Taboada (Ciudad de México, 1929-Ciudad de México, 1997), director y escritor de cine que, gracias a la maestría de sus películas, fue galardonado con el Premio Ariel.

Dentro de la filmografía de este genio, poco conocido pero muy visto, destaca Hasta el viento tiene miedo. Esta cinta se desarrolla en un colegio de señoritas al que llega Claudia tras un intento de suicidio. Ahí se hace amiga de un grupo de chicas de personalidades variadas. Sin embargo, en el lugar comenzarán a suceder cosas extrañas e inexplicables.

Poco a poco, el ambiente alegre y juvenil es devorado por el pasado oscuro que esconde el colegio –así como sus directivos–. Además, todo empeora cuando el grupo de chicas infringe las reglas al entrar a un lugar prohibido en el que, hace tiempo, se dice que se suicidó una alumna.

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Como castigo, las chicas fueron obligadas a permanecer en el colegio durante las vacaciones, mientras tanto, y anunciado por el macabro silbido del viento, llegará un espectro que lo cambiará todo. Sin duda, esta cinta nos ayuda a entender que, muchas veces, el verdadero horror es provocado por los vivos.

2. Alucarda, la hija de las tinieblas (1977)

Obra del director, locutor y actor Juan López Moctezuma (Ciudad de México, 1929-Ciudad de México, 1995), Alucarda es una película que puede resultar verdaderamente incómoda en ciertos momentos –no es recomendable verla con niños.

En esta cinta se cuenta la historia del encuentro entre Alucarda y Justine, dos chicas que se conocen en un convento en el que son recluidas. No pasa mucho tiempo para que se conviertan en amigas inseparables. Sin embargo, poco a poco comienzan a ocurrir sucesos que sumergen al espectador en un oscurantismo aterrador.

Un día, cuando las jóvenes jugaban en las afueras del convento, se encontraron con un extraño personaje. Se trataba de un gitano de aspecto demacrado pero persuasivo que intenta venderles amuletos y otros misteriosos objetos. No obstante, aquel gitano hará importantes y oscuras revelaciones que cambiará la relación de las chicas.

A partir de ese momento, la cinta se recrudecerá. El ambiente inocente y juvenil será consumido por un frenesí de sangre, erotismo, dolor, muerte y herejía. Quizá de inmediato, los amantes del horror reconocerán que las protagonistas están inspiradas en Justine –del Marqués de Sade– y en Carmilla –de Sheridan Le Fanu–.

Así que cuéntanos, ¿te atreverías a verla?

3. Veneno para las hadas (1984)

Esta película podría considerarse como otra de las grandes obras maestras de Carlos Enrique Taboada y del cine mexicano en general. Y es que, basta mencionar que, entre otras tantas distinciones, esta cinta ganó 5 Arieles de Plata por mejor película, fotografía, edición, dirección y música de fondo.

Veneno para las hadas se centra en la breve y espeluznante historia que se desarrolla entre Verónica y Flavia después de que se conocieran en el colegio. Al principio, las niñas van a entablar una amistad aparentemente inocente. Sin embargo, esa relación poco a poco se oscurecerá por la personalidad extraña y con rasgos sociópatas de Verónica.

A pesar del riesgo que Verónica parece representar para Flavia, la primera, influida por las historias de brujas y hechizos que le contaba su nana, logra someter a Flavia a su voluntad. Verónica le arrebata a su amiga sus posesiones más preciadas. No obstante, aquella estallará a tal grado que tomará una decisión que cambiará su vida para siempre.

Quizás es precisamente durante el final cuando los espectadores confirmamos que, pese a tener como protagonistas a dos pequeñas, Veneno para las hadas es demasiado fuerte y oscura como para ser una película para niños.

No está demás mencionar que la atmósfera que consigue Taboada es muy loable. Por momentos permea una oscuridad tan absorbente que nos hace creer que en cualquier segundo confirmaremos que Verónica es una bruja.

Además, casi todas las tomas están dirigidas hacia las niñas mientras los adultos permanecen ocultos, como si se mantuvieran ajenos a los horrores que acechan durante la infancia.

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autor Amante de la literatura, de la fotografía y de descubrir los tesoros de México.
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