Rodolfo Fierro, el despiadado «Carnicero» de Pancho Villa
Conoce la historia de Rodolfo Fierro, el soldado más aguerrido entre las filas de Pancho Villa, apodado como El Carnicero: leal y valiente, violento y desalmado.
La Revolución Mexicana ha sido uno de los episodios más álgidos de la historia de nuestro país. Durante su desarrollo aparecieron distintos líderes y caudillos que fueron definiendo la historia moderna de nuestro país. Sin embargo, algunos personajes con relevancia histórica no figuraron de la misma forma, en gran medida por su personalidad. Éste es el caso de Rodolfo Fierro, quien se unió a las filas de la División del Norte, convirtiéndose en uno de los más temidos villistas.
Fierro nació en 1880 en El Fuerte, Sinaloa. Abandonado al nacer, fue adoptado por una familia que lo educó hasta que comenzó a trabajar en su adolescencia. Como obrero, estuvo presente durante la huelga de Cananea, uno de los grandes antecedentes de la Revolución Mexicana.
Primeros años
Se casó, pero su esposa murió durante el alumbramiento de un bebé. Trabajó en distintos lugares, para luego emplearse como maquinista de ferrocarril. En 1913 conoció a Tomás Urbina, mano derecha y compadre de Francisco Villa, quien lo invitó a unirse a las filas del Centauro del Norte para derrocar a Victoriano Huerta. En ese entonces Francisco Villa combatía al Ejército Constitucionalista al mando de Venustiano Carranza.
Rápidamente Fierro obtuvo la fama de ser un aguerrido pistolero, ya que no temía disparar en ningún momento y rápidamente ascendió a general. En noviembre de ese mismo año participó en la batalla de Tierra Blanca, lo que le permitió ganarse la confianza de Francisco Villa, quien lo convirtió en su guardaespaldas y lo puso a cargo de los trenes de la División del Norte. Gracias a la victoria de Tierra Blanca Villa se convirtió en gobernador de Chihuahua.
Durante la batalla de Tierra Blanca se capturaron cerca de 500 prisioneros. Para acabar con sus vidas, Fierro pidió que fueran liberados. Cuando los soldados huertistas y de Orozco intentaron huir desarmados, Fierro se encargó de cazarlos, generando un número considerable de muertos.
Patrick O´Hea comenta que Fierro era una
“bestia hermosa, de maneras y gestos civilizados, de timbre suave que rehúye tonos altisonantes […] Yo sólo sé que este hombre, con su mirada errante y su mano fría, es el mal”.
Rodolfo Fierro, lealtad y embriaguez
Desde entonces, Rodolfo Fierro se convirtió en un leal compañero de Pancho Villa. Cuando Victoriano Huerta fue derrocado, acompañó a Villa a la Convención de Aguascalientes, ahí se desconoció el gobierno de Venustiano Carranza y se nombró a Eulalio Gutiérrez. Como consecuencia, el 5 de diciembre de 1914 los ejércitos de Villa y Zapata hicieron una entrada triunfal a la Ciudad de México. Fierro aparece en la histórica fotografía de Villa y Zapata en Palacio Nacional.
Para entonces Rodolfo Fierro ya poseía la fama de guerrero sanguinario, sus enemigos lo apodaban «El Carnicero». Sus principal actividad era la de recaudar fondos para el ejército de Villa, para ello aplicaba la extorsión a ricos hacendados. De acuerdo con el escritor John Reed, en quince días Fierro asesinó a quince personas. También era sabido que abusó sexualmente de varias mujeres durante sus misiones militares.
De acuerdo con el Magazine de Policía de 1965, Fierro asesinó al inglés William Benton, dueño de la hacienda de Santa Gertrudis, ya que había protegido a soldados huertistas. Aunque se esperaba un fusilamiento oficial, Fierro se adelantó y lo asesinó de un tiro en la nuca.
Rodolfo Fierro, los últimos años
Otro de los episodios más controvertidos de su vida, fue el asesinato de Tomás Urbina, su mentor dentro de la Revolución Mexicana. Francisco Villa había descubierto que Urbina recibió dinero para entregar la batalla de El Ébano, pero lo perdonó y dejó ir al hospital para curarse una herida de bala. Rodolfo Fierro lo alcanzó, le preguntó cuánto dinero le habían dado por traicionar a Villa y le disparó.
Una de las características más conocidas de Fierro era su alcoholismo. La mayoría de sus crímenes los realizó en estado de ebriedad. Pese a ello, jamás realizó actos de indiscreción o desleales para con Villa.
El 13 de octubre de 1915 trató de cruzar el actual Lago Rodolfo Fierro en Nuevo Casas Grandes, Chihuahua. El cuerpo fue extraído del lago por un cuñado de Villa, quien le dio sepultura en Chihuahua.
De acuerdo con Luis Leal en el prólogo a Cuentos de la Revolución:
«Rodolfo Fierro era un hombre alto, con el sombrero tejano arriscado en punta sobre la frente, tal como lo usan los ferrocarrileros […] Rostro oscuro completamente afeitado, cabellos que eran casi cerdas, lacios, rígidos, negros; boca de perro de presa, manos poderosas, torso erguido y piernas de músculos boludos que apretaban los flancos del caballo como si fueran garra de águila. Aquel hombre se llamaba Rodolfo Fierro: había sido ferrocarrilero y después fue dedo meñique del jefe de la División del Norte, matón brutal e implacable, de pistola certera y dedo índice que no se cansó nunca de tirar del gatillo»
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