De esta forma se encontraba Teotihuacán antes de su descubrimiento: entre maleza y rocas

A pesar de su antigüedad, Teotihuacán se convirtió en zona arqueológica hasta principios del siglo XX, cuando Porfirio Díaz financió su recuperación
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A 42 kilómetros de la Ciudad de México se localiza Teotihuacán, uno de los sitios arqueológicos más emblemáticos de nuestro país, que, como Chichén Itzá y Palenque, da cuenta de la grandeza de nuestros antepasados.
Sin embargo, hasta hace poco más de cien años, el sitio se encontraba sepultado bajo la maleza y las rocas. Te contamos cómo esta ciudad fue sacada del olvido.

Teotihuacán, el abandonado lugar de los dioses
De acuerdo con los especialistas, la urbe fue uno de los centros políticos, culturales, económicos y religiosos más importantes de Mesoamérica entre el año 100 a.C. y el 650 d.C.
Igualmente, su nombre proviene del náhuatl Teōtīhuacān, “lugar donde los hombres se convierten en dioses” o “lugar de los dioses”; y fue bautizada así por los mexicas, quienes la encontraron casi un milenio después de ser abandonada.
De cualquier forma, la grandiosidad de su nombre no la salvaría del descuido y cuenta la leyenda que cuando Hernán Cortés pasó por Teotihuacán, lo único que vio fue un paraje con algunas montañas atípicas, cubiertas de plantas y piedras.

La polémica labor de Leopoldo Batres
Tendrían que pasar siglos para que las especulaciones de que había una ciudad enterrada bajo esas curiosas montañas tomaran fuerza. Y por fin, en 1905, con miras a celebrar el primer centenario de la Independencia de México en 1910, Porfirio Díaz designó al antropólogo Leopoldo Batres como encargado de desenterrar Teotihuacán.
A pesar de que cumplió su cometido, se cuenta que en la excavación, Batres afectó la estructura de la Pirámide del Sol, reduciendo su perímetro siete metros y también aprovechó su posición para vender muchos vestigios hallados.
Como sea, el arqueólogo logró la encomienda de Díaz y en septiembre de 1910, la zona arqueológica de Teotihuacán fue abierta al público.

Teotihuacán, patrimonio de la humanidad
A más de un siglo de su apertura como sitio arqueológico, Teotihuacán ocupa el segundo lugar (después de Chichén Itzá, en Yucatán) como el más visitado de México. Además de turistas nacionales y extranjeros, las pirámides del Sol y la Luna son visitadas en el equinoccio de primavera por personas que las consideran puntos energéticos donde se puede “recargar energía”.
Finalmente, por su relevancia histórica, la urbe mesoamericana, orgullo de México, fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1987.

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