El legado del capomo: una tradición ancestral que revive en cada taza
Si no sabes qué es el capomo, aquí te contamos todo sobre este fruto y para qué sirve.
Olvídate de la rutina y escápate:
George de la Selva, balneario y cenote cerca de Mérida
Imagina por un momento que te encuentras en medio de la selva de Yucatán, rodeado de árboles centenarios y el susurro de la naturaleza. Entre esos árboles, uno se destaca: el árbol ramón, cuyo fruto, el capomo, ha sido un pilar en la dieta y cultura de las civilizaciones mesoamericanas desde tiempos inmemoriales.
A medida que te adentras en este paisaje, sientes el aroma del capomo tostado, una fragancia que te transporta a las cocinas de los antiguos mayas, donde este grano era considerado un tesoro sagrado.
Hoy, en pleno siglo XXI, la tradición del capomo sigue viva gracias a iniciativas como Kapomo, que con pasión y respeto, han rescatado esta ancestral bebida y la han traído a nuestras mesas. Kapomo no es sólo una marca. Es un puente entre el pasado y el presente, una invitación a descubrir y saborear una parte esencial de nuestra herencia cultural.
El árbol legendario de Mesoamérica
El capomo, fruto del majestuoso árbol ramón, ha sido un testigo silente de la evolución de las tierras mesoamericanas.
Este árbol, que se alza con orgullo en las selvas tropicales, pertenece a la familia de las moráceas. Ha encontrado su hogar principalmente en la península de Yucatán.
Pero el árbol ramón es más que madera y hojas; es un símbolo de resistencia y adaptabilidad. Sus raíces se hunden profundamente en la tierra, buscando nutrirse de su esencia, mientras que sus ramas se extienden hacia el cielo, acogiendo a diversas especies de aves y pequeños mamíferos.
Cada parte del árbol tiene un propósito; sus hojas alimentan al ganado, sus flores atraen a polinizadores y sus frutos, especialmente las semillas, nutren a las comunidades locales y sirven como base para deliciosas preparaciones culinarias.
Un viaje en el tiempo: el capomo en la cultura maya
Los mayas, una de las civilizaciones más enigmáticas y sofisticadas de Mesoamérica, mantenían una relación íntima con la naturaleza que los rodeaba. Cada elemento, desde el más imponente templo hasta el más pequeño grano, tenía un propósito y un significado. En este vasto universo simbólico, el capomo ocupaba un lugar especial.
Para los mayas, el capomo no era simplemente un alimento más en su dieta. Era un regalo divino, un símbolo de la generosidad de la tierra.
Lo conocían como «Óox» y lo integraban en sus rituales y festividades, reconociendo su valor tanto nutricional como espiritual.
En tiempos de escasez, cuando el maíz, piedra angular de su alimentación, no era suficiente, el capomo se convertía en el sustento que garantizaba la supervivencia de la comunidad.
Pero el capomo no sólo nutría sus cuerpos; también alimentaba su espíritu. Se creía que al consumirlo, se establecía una conexión directa con los dioses y los ancestros, fortaleciendo el vínculo entre el mundo terrenal y el divino. Esta conexión es evidente en textos sagrados como el Chilam Balam y el Popol Vuh, donde el capomo es mencionado como un elemento esencial en la cosmogonía maya.
Hoy, al reflexionar sobre el rico tapiz cultural de Mesoamérica, es esencial reconocer la contribución del capomo. No sólo como un alimento, sino como un puente que nos conecta con una civilización que, a pesar de los desafíos y adversidades, dejó un legado imborrable en la historia de la humanidad.
El capomo en la actualidad: más que un café
En la búsqueda de lo «orgánico» y «natural» como un ideal, el capomo emerge y es reconocido no sólo por su sabor distintivo, que evoca recuerdos de tierras lejanas y tiempos antiguos, sino también por sus innumerables beneficios para la salud.
Sus semillas, ricas en proteínas, fibra y vitaminas, son una fuente de energía y nutrición. Además, al ser una bebida libre de cafeína, se convierte en una opción ideal para aquellos que buscan alternativas al café tradicional.
Pero el capomo es más que una simple bebida. Es un movimiento, una revalorización de lo ancestral. En diversos rincones de México y Centroamérica, pequeños productores y comunidades han comenzado a cultivar y promover el capomo. Además de ser una fuente de ingresos, es una forma de preservar y compartir su patrimonio cultural.
Mercados locales, ferias gastronómicas y tiendas especializadas han abierto sus puertas al capomo. En ellos encuentras desde la semilla tostada para preparar la bebida tradicional, hasta innovadoras creaciones culinarias que incorporan este grano.
Preparando el café de capomo
Para aquellos aventureros del sabor que deseen experimentar esta tradición en casa, aquí les dejamos una sencilla receta:
- Tuesta las semillas de capomo hasta que adquieran un color dorado.
- Muele las semillas tostadas.
- Hierve agua y añade las semillas molidas, piloncillo o azúcar al gusto y, si prefieres, un toque de canela.
- Deja reposar por unos minutos y sirve caliente.
El café de capomo es un puente entre el pasado y el presente, una bebida que nos invita a explorar las riquezas de nuestra tierra y a valorar las tradiciones que nos definen. Al degustarlo, no sólo disfrutamos de un sabor único, sino que también nos conectamos con una historia y una cultura que sigue viva en cada grano de capomo.
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