Cholula, pueblito mágico con iglesias, arte, sabores y una gran pirámide

La ciudad entre iglesias

El lugar sagrado para los toltecas expulsados de Tula tenía en su destino ser siempre un sitio de adoración tras la llegada de los españoles. Ahí están, para dar cuenta de ello, el Santuario de Nuestra Señora de los Remedios encima de la Gran Pirámide, las campanas al vuelo de sus infinitas iglesias o la intrincada forma que tienen los retablos de Santa María Tonantzintla de atrapar la mirada de los fieles.

Un paseo entre cúpulas

A ocho kilómetros al oeste de la ciudad espera el doble pueblo de Cholula, el que reúne a San Pedro y San Andrés. Cada uno tiene su propia plaza y sus iglesias, pero están tan cerca uno del otro que los límites ya no figuran y se piensa en los dos como si de un solo destino se tratara. Para familiarizarse con San Pedro hay que comenzar en la Plaza de la Concordia. Está flanqueada por el Convento de San Gabriel, una construcción que hace pensar más en una fortaleza que una iglesia, pues su barda atrial está poblada de almenas.

El convento fue levantado por los franciscanos en 1549 sobre las ruinas de un templo dedicado a Quetzalcóatl. La fachada del templo es austera, pero el interior llena la mirada de bóvedas con nervaduras y pinturas que cuentan la vida de San Francisco de Asís. En el Portal de Peregrinos está la Biblioteca Franciscana y una pequeña galería de arte sacro. Llama la atención la Capilla de la Tercera Orden, con su portada barroca y sus columnas salomónicas. Pero nada se recuerda tanto como la Capilla Real o de los Naturales, un espacio proyectado para que el visitante se imagine lejos, en una mezquita, debajo de un techo de 49 cúpulas.

También a la Plaza de la Concordia pertenecen el Portal Guerrero, largo y lleno de restaurantes, y la Parroquia de San Pedro, un edificio del siglo xvii que ostenta la torre más alta de Cholula. En su interior hay una pintura de San Miguel Arcángel, con su casco de plumas y una actitud altiva, obra de Cristóbal de Villalpando. A contraesquina de la parroquia se halla la Casa del Caballero Águila, así llamada por el bajo relieve que franquea su entrada. Fue construida en partes a lo largo del tiempo. En su planta baja, del siglo xvi, se hallan las seis salas del Museo de la Ciudad de Cholula, donde se exhibe una colección de más de 2,300 piezas prehispánicas y virreinales. La planta alta solo existió hasta el siglo XVII y en ella se presentan exposiciones temporales (4 Oriente 1; J-Ma de 9 a 15 h).

Unas cuadras adelante, con rumbo a la pirámide, se mira el inmueble que en tiempos de Porfirio Díaz fuera el Hospital Psiquiátrico de Nuestra Señora de Guadalupe. Tras más de un siglo de su funcionamiento, fue cerrado y acondicionado para dar lugar al Museo Regional de Cholula que relata minuciosamente la historia y el espíritu de Cholollan. Tiene ocho salas de exhibición donde se cuenta el origen geológico y los vestigios arqueológicos del Valle de Cholula; se detalla la historia del basamento piramidal más grande del mundo, el cual marcó el fi n de la época prehispánica y el nacimiento de una nueva cultura; se muestran piezas relacionadas con la cerámica poblana, alebrijes y proyecciones de video mapping en torno a México como Patrimonio Mundial. Pero el tesoro más preciado resguardado en este recinto es el Lienzo Quauhquechollan en el que los indígenas quauhquecholtecas dejaron plasmada su visión de la conquista española (Calle 14 Pte. 307, San Juan Aquiahuac; Ma-D de 10 a 18 h).

La pirámide y la noche

Cholula no sería la misma sin el paisaje que supone el Santuario de Nuestra Señora de los Remedios, la iglesia colocada por los españoles encima del pasado repleto de dioses indígenas que deseosos buscaban ocultar. La construyeron sobre la Gran Pirámide Tlachihualtépetl, la que con el tiempo habría de devenir cerro cubierto de naturaleza. La iglesia fue consagrada en 1549 y desde entonces se le mira allá en lo alto, con su hermosa cúpula peraltada cubierta de azulejos, sosteniendo diálogos imperceptibles con el gigante que al oriente humea, el volcán Popocatépetl.

Puede subirse al santuario, pero antes debe conocerse el sitio arqueológico de la Gran Pirámide. Fueron excavados ocho kilómetros de túneles que permiten apreciar las distintas etapas constructivas del centro ceremonial, el Patio de los Altares y algunos murales como el de los Bebedores de Pulque o los Chapulines. El Museo de Sitio –con una maqueta de la pirámide, restos óseos, piezas de cerámica y réplicas de los murales– completa la visita (14 Poniente; L-D de 9 a 18 h). No hay que dejar de asomarse al Centro Artesanal Cultural y Gastronómico Xelhua, ubicado a un lado de la encubierta pirámide.

A San Andrés corresponde el ir y venir de los jóvenes y la vida nocturna. En esta parte de Cholula se encuentra Container City (12 Oriente), una ciudad en miniatura hecha a base de contenedores marítimos de colores. Todo aquí se encima o empieza donde termina lo anterior, y se pasa en segundos de un restaurante a un bar, de una tienda a una galería. Hay que acudir de preferencia sin sol, cuando el Santuario de los Remedios se enciende en la lejanía, y se oyen risas y música entre las breves calles de este país reciclado. Después es la ruidosa calle 14 oriente, saturada de bares y antros, la que atrae a los trasnochados.

Antes de irse de Cholula, es necesario rendir tributo a las piezas de tradición artesanal que desde la Colonia se elaboran. Para eso es preciso asomarse al Museo de la Talavera Alarca, junto a la tienda-taller de Talavera de la Reyna. En el luminoso museo puede verse el camino que la talavera ha recorrido desde el siglo xvi hasta nuestros días. El acervo está compuesto por más de 300 obras que pertenecen a artistas como Vicente Rojo, Juan Soriano, Sergio Hernández, Francisco Toledo y Javier Marín (Lateral Sur 3510, Recta a Cholula; L-V de 9 a 19 h, S y D hasta las 15 h).

Te recomendamos.

México Desconocido Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.