Ruta Joyas del barroco mexicano: De Cholula a San Francisco Acatepec
Cholula y sus iglesias nos abre el recorrido. En la iglesia de Santa María Tonantzintla encontraremos ángeles morenos y en San Francisco Acatepec admiraremos la talavera combinada con ladrillo.
El barroco mexicano es una corriente de arte sacro que resulta una delicia para los amantes del turismo religioso. Encuentra en la siguiente nota todo lo que necesitas para diseñar una ruta de joyas excepcionales en Cholula.
Cholula, donde se da la yuxtaposición del barroco mexicano y los pueblos originarios
No hay imagen más clara de lo que fue el sincretismo indígena español que la iglesia del Santuario de la Virgen de los Remedios, ya que se construyó sobre una gran pirámide, la más grande del país. Desde tiempos prehispánicos Cholula era reconocida como una ciudad sagrada. Actualmente, el Instituto Nacional de Antropología e Historia permite conocer los túneles que se encuentran abajo, que en realidad son parte de la gran pirámide.
Se divide en 18 barrios y cada uno rinde devoción a un santo patrono. En el centro de la ciudad está el Convento de San Gabriel, fundado también en un terreno donde estuvo ubicado un templo en honor a Quetzalcóatl, y su edificación fue cien por ciento de mano indígena bajo la dirección de fray Toribio de Alcaraz.
La parroquia de San Pedro, en la plaza principal, se caracteriza por su cúpula de estilo churrigueresco con ocho ventanas.
Santa María Tonantzintla, la indiscutible joya de la corona del barroco mexicano
Es un pequeño municipio a 10 minutos de Cholula. Su principal atractivo es la iglesia de Tonantzintla, o de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, donde conviven dos interpretaciones religiosas: la indígena y la cristiana. En la cultura mexica, Tonantzin era una diosa identificada con la tierra y la fertilidad. La palabra Tonantzintla viene del náhuatl y significa “lugar de nuestra madrecita”. Con la llegada de los españoles se le agregó el nombre de Santa María.
La iglesia que mencionamos anteriormente es una de las joyas más ricas del barroco mexicano. Se puede afirmar, sin temor a equivocaciones, que no existe lugar sin decoración entre los estucos y las pinturas.
En su fachada hay diminutas esculturas que parecen no caber en sus nichos. Por los muros, bóvedas y cúpula, los querubines, niños con penachos y ángeles indígenas construyen una selva de frutas tropicales como coco, chile, mango y plátano.
San Francisco Acatepec
A un simple vistazo parece mezquita árabe pero no, el Templo de San Francisco Acatepec es tan católico como el que más. Aquí estamos frente a un ejemplo de lo que la arquitectura barroca puede llegar a ser cuando se pone a disposición de manos mexicanas.
Su fachada está totalmente revestida de talavera combinada con ladrillo rojo. Recordemos que la talavera son una especie de mosaicos poblanos decorados con azul, amarillo, negro, verde, naranja y malva.
Aunque no se sabe con exactitud su fecha de construcción, sabemos que hay una pintura firmada en 1730. Lo que sí se conoce es que toda la cerámica, que es mucha, fue totalmente elaborada a mano.
El atrio no es tan grande como el de otras iglesias franciscanas, pero tiene algunas singularidades: es de forma octagonal y la entrada forma un arco. Mucho tiempo fungió como capilla abierta y cementerio.
Nuestra sugerencia de itinerario para realizar este recorrido, es el siguiente:
Día 1. Barroco
La ex hacienda de Chautla, está a menos de una hora de Puebla. Allí encontrarás una bella mansión a mitad de un lago, conocida como El Castillo. En la superficie del maravilloso espejo de agua verás truchas criadas para formar parte de los menús de Barroco. Este es un restaurante localizado en el Museo del Barroco de Puebla. ¡Es una gran opción para una cena elegante!
Día 2. Cholula
El recorrido fácilmente puede comenzar desayunando en los portales o en el mercado Cosme del Razo, a una cuadra del portal. En el primer cuadro de la ciudad hay varias cosas por conocer como los murales del ayuntamiento municipal y la biblioteca franciscana.
Día 3. Zona arqueológica de Cholula
Está a tres cuadras de la ciudad. Lo ideal es comenzar con la visita al museo de sitio y después recorrer los vestigios. Dentro de las riquezas se encuentran dos murales prehispánicos: el de los bebedores y el de los chapulines.
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