Copalita nos necesita

Hacer el Camino Copalita, atravesar a pie selvas, bosques, plantíos de maíz y cafetales más un río en balsa hasta la costa oaxaqueña es una de las experiencias más entrañables y transformadoras que hemos vivido como viajeros expertos.

Al recorrer 70 kilómetros a pie y además de las lecciones encerradas en el paisaje, mucho aprendimos de la gente, de su manera tan diferente de organizarse, viviéndose y mostrándose ante todo como una comunidad, creciendo juntos y en equilibrio respetuoso con el entorno y,  en específico en este proyecto de turismo rural, con los caminantes.

Hoy esas comunidades que nos dejaron tanto están en peligro por el paso implacable de las lluvias torrenciales. Nos necesitan. Nos necesita Joel, que ha rescatado la tierra para que ahí se siembre, sumando en su aprendizaje a otros jóvenes y que ya no tiene casa; nos necesita Ángelo, pionero en las comunidades al reivindicar los derechos de las mujeres; nos necesita Justina, quien prepara salsa de papa y empodera a las mujeres de su comunidad; doña Cecilia y Reyna que le dieron té de poleo a Ana cuando se lastimó los pies. María que organizó y mantiene el Jardín botánico donde se descubrió una nueva (única) especie de orquídea que lleva el nombre de la comunidad: Mandimbo.

Ellos que tendieron manos y ponen al servicio del viajero sus mulas, platos y fogones nos necesitan. Esperamos que sumándonos todos —con lo mínimo posible o lo máximo si es el caso—, podamos ayudarlos a reeconstruir sus veredas y construir albergues temporales. Queremos volver a hacer el Camino Copalita, pronto, juntos.

Manuel Rosemberg, cofundador de este Camino Copalita, abrió ya una campaña en Fondeadora. Entra acá para apoyar.

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