De los médanos a la selva (Veracruz)

Partiendo de las dunas que están a la orilla del mar hasta la espese selva y pasando por la llanura costera para recorrer los ranchos de boca escondida, la Mesilla, el naranjo, Santa Gertrudis, Centenario, el Sobrante y la Junta. Estos ranchos cubren una extensión de 1 000 ha, de las cuales 500 fueron declaradas reserva por su antiguo dueño, don Rafael Hernández Ochoa, pionero de la ecología en la región y exgobernador de la entidad. Viajando por la costa Esmeralda, al norte del puerto de Veracruz y a unos cuantos minutos del poblado de Palma Sola, llegamos al rancho de boca de Loma, en donde iniciaríamos nuestro recorrido a caballo partiendo de las dunas que están a la orilla del mar hasta la espese selva y pasando por la llanura costera para recorrer los ranchos de boca escondida, la Mesilla, el naranjo, Santa Gertrudis, Centenario, el Sobrante y la Junta. Estos ranchos cubren una extensión de 1 000 ha, de las cuales 500 fueron declaradas reserva por su antiguo dueño, don Rafael Hernández Ochoa, pionero de la ecología en la región y exgobernador de la entidad.

Las principales actividades económicas de la zona son la ganadería, la elaboración de quesos y cremas y la venta de ganado, pero hoy en día no aportan los recursos suficientes para la manutención de los ranchos, y debido a tal situación se tala la selva, ya que se tiene la falsa creencia de que con más potreros se obtendrán mayores ingresos, pero lo único que sucede es que de esta forma se destruyen hectáreas y hectáreas de vegetación. Sin embargo, por sus condiciones físicas, esta región es perfecta para el desarrollo del ecoturismo y el turismo de aventura los cuales pueden ser una nueva alternativa económica para la conservación de la selva y la elevación del nivel de vida de sus habitantes.

Se pretende también echar a andar proyectos científicos como el estudio y observación de aves, porque la costa de esta región es escenario de una importante migración de rapaces como el halcón peregrino que viene de Canadá y del norte de Estados Unidos y para en esta región durante loso meses de octubre y noviembre para continuar luego su camino hasta América del sur.

Otras de las especies que se pueden observan en la costa y el manglar son el martín pescador, garzas, gallinetas, cormoranes, patos buzos y águilas pescadoras. Pero estas aves no son las únicas, ya que al adentrarnos en la selva podemos admirar coloridos tucanes, pericos, marineros, hocofaisanes, gallinas de monte chachalacas y pepes, estos últimos llamados así por el sonido que emiten. Para admirar estas especies se pretende construir un camuflaje especial que esconda al observador de la aguada mirada y fina sensibilidad de los habitantes del aire.

Otro de los proyectos importantes es el de la herbolaria y la medicina naturista, las cuales tienen un promisorio futuro en esta rica región.

Recorriendo la selva con don Bernardo, caporal de rancho el Naranjo, nos internamos en un interesante recorrido por la flora de la región de su utilidad medicinal:

“El guayabo y el copal lo usamos para el dolor de estómago, el crucetillo y el huaco con aguardiente para la picadura de nauyaca, la hierba dulce para abortar y el tomillo para el espanto. Esta última la usé hace poco porque mi chamaco se empezó a poner mal y no quería comer y lo que sucedió es que lo había regañado cuando veníamos de Santa Gertrudis porque se cayó del caballo, pero le di su té de tomillo y se le quitó el espanto.”

Todas estas plantas son sólo una pequeña parte de la flora, el resto está compuesto por enormes ceibas, higueras, palos mulatos, palos blancos y muchas más. Y tal variedad alberga una extensa fauna compuesta por armadillos, tlacuaches, tejones, venados, ocelotes, tepescuincles y lagartos, aunque debe decirse que estos últimos fueron introducidos ya que los que allí habitaban estaban extintos.

La región es perfecta para hacer un sinfín de excursiones como caminatas, cabalgatas de uno hasta cinco días, recorridos e supervivencia en la selva, paseos en lancha por loso manglares y actividades de racho como la ordeña, elaboración de quesos y el arreo de ganado.

Platicando con don Bernardo mientras ordeñaba y nosotros tomábamos una de las mejores malteadas del mundo preparada con leche bronca, aguardiente y azúcar, él nos explicó cuándo se tenía que ensillar los caballos y cómo se marcan a los animales:

“Cuando la luna está tierna no se debe ensillar porque se pandea el animal, pro si lo ensillamos con luna recia queda firme. Igualmente es la marcada; si los marcamos con luna recia no crece la marca, si lo hacemos con luna nueva la marca se deforma; tampoco se marca cuando y hay norte porque se enferman los animales.”

Al llegar al anochecer la serla se convierte en un concierto sonoro proveniente de las aves nocturnas los grillos y las chicharras, entre otros. Y a la gente al caer la oscuridad se mete a sus casas y no sale porque cree en los fantasmas, malos espíritus, duendes y gigantes que rondan durante las noches. Los gigantes, según cuenta la leyenda, son tres.

Uno de ellos anda vestido de negro y va a caballo, otro va de camisa azul y lleva sombrero y el tercero sólo deja ver su sombra. Estos se ven entre la selva, al final de los caminos y en los atardeceres en la maleza, pero no hacen nada, sólo se te quedan viendo, o al menos eso cuenta la gente.

Así como los fantasmas, no nos quedemos viendo cómo se destruyen nuestras selvas y cómo nos destruimos a nosotros mismos, y protejamos esta hermosa región para que siga siendo tan real como lo es ahora.

Fuente: México desconocido No. 208 / junio 1994

Alfredo Martínez Fernández Fotógrafo especializado en deportes de aventura. ¡Ha trabajado para MD desde hace más de 10 años!