Visita estos destinos y despierta con una vista a la montaña
¿Te gustaría despertar en una cabaña con una de las mejores vistas serranas del país? ¡Aquí te presentamos diez ideas, en diferentes rincones de la República Mexicana, para hacerlo realidad!
1. Volcán Tacaná, Chiapas
Al despertar
Vigas de madera en el techo. Es lo primero que miras al abrir los ojos. Estás en una casa antigua, en una habitación con el nombre de una de tantas mujeres que de orgullo han llenado México. Quizá te tocó María Bonita, tal vez Chavela Vargas, y en medio de lámparas doradas y roperos de años te levantas. Hace calor en Tapachula (Chiapas), en la ciudad donde exportar café, cacao o plátano mantiene lejos del ocio a sus habitantes. Te calzas tus botas de montaña, sales del Hotel Casa Mexicana y tomas la carretera hacia el noreste. Esperas subir al frío del cercano gigante en la frontera con Guatemala.
En busca de lo alto
La vida de los volcanes no se mide igual que la de los humanos. Su tiempo es otro, duermen despiertan. El Tacaná está activo, pero mientras no tenga arrebatos de lava o ceniza seguirá habitado por los mames y estará lleno de montañistas en busca de su cráter, de su cima de poco más de 4,000 msnm. Su existencia en el Soconusco no deja cabida al desierto. En sus faldas crecen cafetales. Una vez que se ha dejado abajo el poblado de Unión Juárez, la selva deviene bosque. Sin tregua entonces se adueñan del paisaje pinos y encinos. Arriba se alcanza a ver el mar del Pacífico en momentos claros y el corrugado suelo de Guatemala llena de interrupciones la mirada.
Contacto
Hotel Casa Mexicana
8a Av. Sur No. 19, Centro, Tapachula.
Tel. 01 962 626 6605
casamexicanachiapas.com
2. Parque Nacional Constitución de 1857, Baja California
Al acostarse
Se apaga el mundo en la vertiente occidental de la Sierra Juárez cuando la fogata que prendiste se consume. Oíste hablar alguna vez del borrego cimarrón. Su existencia, sus cuernos curvos te intrigan. Tienes la ilusión de encontrarlo mientras permanezcas en su suelo. No sabes si vas a tener suerte. Entras en la casa de campaña con una cómoda incertidumbre: lo veas o no, ya estás en su reino. Arriba hay estrellas, te rodean pinos Jeffrey, escuchaste antes un pájaro carpintero y un halcón de cola roja te hizo menos lejos el cielo. Todo es silencio, menos los aullidos que de cuando en cuando meten la vaga imagen de un coyote en la noche. Es hora de dormir.
En busca de agua
El parque nacional es una pausa verde en la geografía de Baja California, pero también una azul. Viniste a buscar la Laguna Hanson y ahí la tienes, tan cubierta de bruma al amanecer. El bosque y breves cerros de granito erosionado la circundan, también tu curiosidad. Te dijeron que las estaciones del año cambian a capricho su aspecto: durante el estiaje sus dimensiones se acortan, llega el invierno y el agua alcanza volúmenes antes poco pensados. Los patos son dueños de su superficie. Una caña traspasa la propiedad de los seres emplumados, espera sacar del fondo lobinas, bagres o alguna mojarra.
Contacto
Parque Nacional Constitución de 1857
Km 54.2 carretera a San Felipe.
Tel. 01 686 554 5404
[email protected]
3. Cañón de Potrero Chico, Nuevo León
Al llegar
Cientos de metros de altura tenían que atraer a los escaladores de la cercana ciudad de Monterrey (Nuevo León). Eran los años sesenta y las paredes de piedra caliza que hay en Potrero Chico comenzaban a ser exploradas. Después aparecerían extranjeros y una retahíla de rutas establecidas. Allá arriba, te dijeron, en los vaivenes de la Sierra de San Miguel, abunda la adrenalina. Un día hay sol, al otro lluvia y viento en demasía. Viniste a escalar, pero también a tomar un baño de temazcal en la montaña. Te instalas en La Posada, un campamento al pie de los cerros, en el pueblo de Hidalgo.
En busca de introspección
Dentro del temazcal tu cuerpo suda. El vapor de hierbas y el calor de las piedras calientes lo llena todo. Afuera está la alberca, las hamacas cuelgan encima del agua y sobre ellas hay huéspedes haciendo nada. Siguen los jardines, las casitas. Más allá se elevan las líneas verticales de la sierra. Debajo de ellas pasan caminantes y ciclistas que no miras. También zorros, liebres y osos negros que llaman hogar a este rincón de la Sierra Madre Oriental. Tu piel se desintoxica. La naturaleza transcurre alrededor.
Contacto
La Posada Camping & Lodging
Camino al Potrero Chico No. 825, Hidalgo.
Tel. 045 818 362 6672
elpotrerochico.mx
4. Sierra de Álamos, Sonora
Al imaginarse
Ahí en la sierra, te dice un hombre de avanzada edad, hay pájaros que duermen en el aire. Mueven de vez en cuando las alas desplegadas para no caerse y al romper el día descienden en busca de alimento. El paisaje que sobrevuelan es único, hecho de vegetación baja y hojas que pierden su color. La Sierra de Álamos tiene las selvas más septentrionales del hemisferio norte, pero también bosques de pino y encino. La cruzan el río Cuchujaqui y cientos de especies de mariposas. Tortugas del desierto y murciélagos nariz grande encuentran refugio entre sus formaciones montañosas.
En busca del pasado
En el suelo zigzaguea la cascabel de las rocas, entre ramas se agitan guacamayas verdes, termina diciéndote el hombre. Te despides de él y continúas caminando por las calles de Álamos, el Pueblo Mágico al pie de la sierra (de Sonora) donde alguna vez hubo españoles y riqueza. Ya no hay minas de plata, no se acuñan monedas, María Félix no vive más aquí, pero quedan las viejas casonas y sus patios interiores. Te das una vuelta por el Museo Costumbrista de Sonora y regresas al atardecer a tu cama de hierro forjado en la Posada Tacubaya. La chimenea está encendida. Una excursión a la serranía descrita por el viejo comienza a tomar forma en tu cabeza.
Contacto
Posada Tacubaya
Tacubaya No. 1, Centro.
Tel. 01 647 428 0367
posadatacubaya.com
5. Santa Catarina Lachatao, Oaxaca
Al atardecer
En Lachatao (Oaxaca) hay campos de maíz y trigo. Los sembradíos suben y bajan porque el suelo también lo hace. Es la Sierra Norte, la región oaxaqueña a 2,100 msnm habitada por zapotecas. La luz está a punto de irse en este pueblo que parece estar rodeado primero de vacío, luego de montañas. Se extingue a lo lejos el día, en la punta del Cerro del Jaguar, donde se tiene la costumbre milenaria de llevarle ofrendas al dios del rayo llamado Cocijo. Sostienes en las manos un chocolate caliente, estás en la puerta de tu cabaña de adobe y sospechas que pronto te harán falta troncos ardiendo ahí dentro.
En busca de una mina
En el comedor comunitario te sirven chichilo para espantar el hambre, un mole amargo hecho con tortillas quemadas. A los labios te llevas agua de limón con perejil. Piensas, mientras bebes, en el telescopio que viste en el museo a unos pasos y en la imagen de Santa Catarina de Alejandría, la virgen que desde el siglo XVI se venera en la iglesia del pueblo. Luego, con la intención de ir a conocer una mina cercana en la que es posible practicar rapel, te dejas conducir por un guía a través del bosque. Cuelga el musgo sobre los pinos. Ardillas, tejones y un río adornan el camino.
Contacto
Lachatao Expediciones
Santa Catarina Lachatao.
Tels. 01 951 517 6058 y 181 0523
6. Pico de Orizaba, Veracruz
Al observarlo
Aún conserva sus glaciares y es un gigante dormido, un volcán a medio camino entre Veracruz y Puebla. El Citlaltépetl, como lo nombraron los antiguos, no ha vuelto a tener erupciones desde el siglo XVII. Así, quieto, le pasan encima años, nieve y escaladores. No existe otro más alto en México, pero visto desde el hotel donde te encuentras es un cerro blanco e inmediato. Los ojos engañan, se mira tan fácil subirlo, como si solo hubiera que atravesar el Parque Nacional Pico de Orizaba y caminar entre pinos, fresnos y oyameles. Estás del lado veracruzano, al noreste. Dejas para mañana el esfuerzo de adentrarte en el paisaje que hoy contemplas.
En busca de la leyenda
Despiertas en el Rancho Santa Bárbara, un hotel en Coscomatepec. Se trata de la región totonaca ubicada entre dos barrancas, la de los ríos Jamapa y Atoyac. Ahí, en medio, pasaste la noche. Hubo estrellas y luego un amanecer custodiado por el Pico de Orizaba. Te dieron café y pan de horno de leña. Te contaron la leyenda de Nahuani, una guerrera olmeca, y su acompañante, un águila pescadora llamada Ahuilizapan. Te dijeron que al ser derrotada la mujer, el ave se dejó caer al suelo y en el sitio de su derrumbamiento se formó el volcán que a veces, con erupciones, ha recordado lo sucedido.
Contacto
Rancho Santa Bárbara
Chacalapa s/n, camino Tlacuiloloxtla, Coscomatepec.
Tel. 01 273 737 0503
7. Sierra de Arteaga, Coahuila
Al asomarse
En la Sierra de Arteaga cae nieve. Sus cañones más altos se vuelven blancos cuando así lo quiere el invierno. Crecen manzanas en las partes bajas, también ciruelas y duraznos. No los ves pero hay osos negros, el follaje y la inmensidad los esconden. Todo lo que te rodea tiene forma de árbol de frío, de vegetación de montaña. Este es el paso de la Sierra Madre Oriental por Coahuila. Dejas el caballo, el trote, y entras en el restaurante buscando entibiarte las manos con una taza de café. Una construcción de madera y grandes ventanales te separan de la pista de ski artificial y la familia que afuera se divierte. Más allá quedan la pista de patinaje, una pared para practicar rapel y el cable de la tirolesa.
En busca de silencio
Venías a esquiar en Bosques de Monterreal, pero también a refugiarte en una de las cabañas con jacuzzi que el centro turístico ostenta. El aire fresco se acumula en la terraza, el calor en la chimenea. En la cocina hay una botella de vino recién abierta, se han apagado los ruidos. Ya no quedan gallinas despiertas en la granja a lo lejos, los turistas pararon de recorrer la sierra en cuatrimoto y los golfistas probarán su suerte en el campo otra vez mañana. Querías eso, la noche de Arteaga y su silencio.
Contacto
Bosques de Monterreal
Km 32 carretera San Antonio de las Alazanas, Mesa de las Tablas.
Tel. 01 844 411 9800
monterreal.com
8. San Sebastián del Oeste, Jalisco
Al mirarte
No tiene luz eléctrica. No la ha tenido desde el siglo XIX. La oscuridad en la Hacienda Jalisco se combate con velas, con lámparas de aceite. Es una de esas haciendas de beneficio construidas cuando San Sebastián del Oeste (Jalisco) tenía minas y los días se ocupaban en fundir oro y plata. Hoy es el hotel donde te hospedas, también un museo con fotos antiguas, mapas y libros robados al olvido. Alrededor de tu cuarto se estiran los cerros, como ocurre en el resto del pueblo. Un arroyo corre debajo de un puente cercano. Cae la noche, te miras en el espejo, hace mucho no lo hacías a la luz de una candela.
En busca del mar
Estás en el fondo de una cañada, donde el plátano, las limas y las guayabas crecen. Aquí la gente pone a secar al sol, en sus patios, los granos de café cosechados. Hay calles empedradas, tejas de barro en los techos. Alrededor ondea la Sierra Madre Occidental. Te asomas a la Iglesia de San Sebastián Mártir solo para descubrir una misa húmeda, tropical. Pero el clima allá arriba, en el Cerro de la Bufa, es distinto y templado. Está hecho de pinos, robles, parotas, pochotes. Es un bosque mesófilo y lo recorres a caballo. Desde la cumbre se mira la Bahía de Banderas, te dicen. Te apresuras.
Contacto
Hacienda Jalisco
San Sebastián del Oeste.
Tel. 01 322 222 9638
haciendajalisco.com
9. Sierra Gorda, Querétaro
Al descender
Atraviesas en cuatrimoto la Sierra Gorda de Querétaro. Atrás quedaron San Joaquín, la altura, el bosque de niebla. Te diriges en caravana al campamento donde habrás de pasar la noche, a orillas del río Extoraz. La humedad que respiras proviene del Golfo de México. El paisaje y los árboles mudan a cada rato porque si algo tiene esta reserva de la biosfera son altitudes y ecosistemas diversos. Abetos, álamos y sabinos crecen no muy lejos de liquidámbares y ceibas, de biznagas gigantes y magnolias. Hay cocodrilos en los ríos; pumas, jaguares y osos negros en la tierra; también guacamayas militares en los sótanos, esas cavernas verticales que abundan en la zona.
En busca del campamento
La misma arrugada geografía contra la que hubieron de luchar los franciscanos al establecer sus misiones, es la que ahora se enreda a tus pies. Llegas, luego de interminables vueltas, al Campamento Ecoturístico El Jabalí. Una de las seis cabañas que hay es tuya, como también parecen serlo los cerros y el verde alrededor. Te prometen una visita al día siguiente al cercano Ex Convento de Bucareli. No hay prisa. La iglesia ha estado ahí desde el siglo XIX. Que espere un día más por tu visita. Te instalas. Una fogata enciende la noche.
Contacto
Campamento Ecoturístico El Jabalí
Carretera Palo Grande s/n, Palo Grande, Pinal de Amores.
Tel. 01 441 293 5259
10. Parque Nacional El Tepozteco, Morelos
Al subir
No todos los cerros son fríos. Hay algunos, como El Tepozteco (en Tepoztlán, Morelos), que regalan a quien los sube una cumbre temperada. Es el “cerro que alumbra”, el Tlahuiltépetl. Su cima guarda las ruinas de la pirámide donde se rendía culto a Ometochtli, dios mexica de la embriaguez y del viento que roza los vegetales. Los siglos cambian los paisajes, traen consigo sitios de adoración distintos. Hoy desde la cima se alcanza a ver aquello que antes de los españoles no existía, un valle donde la protagonista es la Parroquia de Nuestra Señora de la Natividad.
En busca de artesanías
Desciendes entonces en busca de lo que gira alrededor de la iglesia: un pueblo cálido, de mercado abierto, con músicos en la calle y puestos de artesanías, un pueblo de turistas como hormigas. Oyameles, pinos y encinos existen en las laderas, dibujan el contorno del área nacional protegida. Pero la vegetación es otra entre la gente, hecha de bugambilias en las paredes y orquídeas y alcatraces en los patios. Regresas caminando con las manos llenas a tu hotel, Casa Fernanda. Compraste flores y libros y canastas. Piensas en las montañas.
Contacto
Casa Fernanda
Niño Artillero No. 20, Barrio de San José, Tepoztlán.
Tel. 01 739 395 0522
casafernanda.com