Fin de semana en Santiago de Querétaro - México Desconocido
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Fin de semana en Santiago de Querétaro

Querétaro
Fin de semana en Santiago de Querétaro fifu

Un recorrido por las calles de su centro histórico, reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, te permitirá admirar la magnífica arquitectura de sus edificios coloniales, así como saborear la exquisita gastronomía queretana.

Puerta de acceso al norte y encrucijada de caminos, de carácter tradicionalista, casi estoico pero con protagonismo innato, de alma barroca, rostro neoclásico, corazón ecléctico y reminiscencias mudéjar, Santiago de Querétaro, capital del estado homónimo y Patrimonio Cultural de la Humanidad, guarda con celo su pasado indómito, su herencia novohispana y su orgullo mexicano. Su céntrica ubicación y excelentes vías de comunicación facilitan una visita de fin de semana.

VIERNES

Saliendo de la ciudad de México por la Autopista Panamericana, en poco más de dos horas tenemos a la vista la enorme ESTATUA DEL CACIQUE CONQUISTADOR CONÍN, Fernando de Tapia, quien nos da la bienvenida al “gran juego de pelota” o “lugar de peñas”. Nos referimos, por supuesto, a la ciudad de Santiago de Querétaro.

La luz ocre del atardecer ilumina las torres y cúpulas del centro histórico, por lo que nos adentramos a las estrechas calles de cantera rosa en busca de alojamiento. Aunque la ciudad cuenta con gran cantidad de hoteles para todos los gustos y presupuestos, nos decidimos por el MESÓN DE SANTA ROSA, ubicado en una antigua construcción que en su exterior luce el “Portal Quemado”, conocido así debido a que se incendió en 1864.

Para estirar un poco las piernas y comenzar a desvariar con la bella cantera rosa y la mezcla del barroco y neoclásico queretanos, cruzamos la calle y nos encontramos en la PLAZA DE ARMAS, cuyo punto central es la FUENTE DEL MARQUÉS, conocida por algunos como la “fuente de los perros”, pues cuatro canes lanzan chorrosde agua por el hocico, cada uno a su respectivo costado. Alrededor de la plaza encontramos edificios como el PALACIO DE GOBIERNO, que fuera casa de doña Josefa Ortiz de Domínguez, la Corregidora, y desde donde se dio aviso de que la conspiración insurgente había sido descubierta, y la CASA DE ECALA que nos sorprende con su fachada barroca y sus balcones con barandales de hierro forjado. El ambiente del viernes por la noche es bullanguero y no es raro ver a un trío deleitando a los románticos transeúntes, o a algún trovador cantando a un grupo de muchachos.

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Alrededor de la plaza hay varios restaurantes al aire libre en los que el sabor colonial se confunde con los aromas de la comida mexicana, de los quesos y de los vinos, que se acompañan con el rasgueo de la guitarra que se escucha en algún rincón. Así las cosas, nos disponemos a cenar, comenzando con unas tradicionales gorditas de migajas. Una buena copa de vino tinto la disfrutamos bajoel PORTAL DE DOLORES acompañada de música flamenca y del “tablao”. Es tarde ya y nos retiramos a descansar, pues mañana hay mucho por recorrer.

SÁBADO

Salimos muy temprano para aprovechar el fresco de la mañana. Desayunamos una vez más en la plaza donde las opciones van desde unos huevos divorciados hasta algún corte de carne, pasando por el típico pozole.

Una vez que han sido repuestas las energías, tomamos por la calle Venustiano Carranza hasta llegar a la PLAZA DE LOS FUNDADORES. Si es observador notará que hemos estado subiendo. Nos encontramos en lo alto del CERRO EL SANGREMAL, donde se inicia la historia de la ciudad, pues, según la leyenda, aquí fue donde el apóstol Santiago se apareció con una cruz mientras se libraba una batalla entre chichimecas y españoles, después de lo cual los primeros desistieron de su defensa. En esta plaza se encuentran las figuras de cuatro de los fundadores. La construcción que tenemos ante nosotros es el TEMPLO Y CONVENTO DE LA SANTA CRUZ, fundado a finales del siglo XVII y donde se estableció el Colegio de Propaganda FIDE, el primero en América, de donde salieron los frailes Junípero Serra y Antonio Margil de Jesús a la conquista espiritual del norte. Parte del antiguo convento se puede visitar, incluyendo su huerta con el famoso árbol de cruces, la cocina, el refectorio y la celda que sirvió de prisión a Maximiliano de Habsburgo.

Salimos de la Santa Cruz y llegamos a la FUENTE DE NUESTRA SEÑORA DEL PILAR, donde se narra la historia de la introducción del agua a la ciudad. Recorremos la barda perimetral del convento y llegamos al PANTEÓN DE LOS QUERETANOS ILUSTRES, ubicado en lo que fuera parte de la huerta del edificio religioso. Aquí se encuentran los restos de los corregidores don Miguel Domínguez y doña Josefa Ortiz de Domínguez, además de los insurgentes Epigmenio González e Ignacio Pérez. En el exterior del panteón hay un mirador desde donde se tiene una vista privilegiada del ACUEDUCTO, enorme obra hidráulica que se convirtió en icono de la ciudad. Fue realizada por don Juan Antonio de Urrutia y Arana, marqués de la Villa del Villar del Águila, entre 1726 y 1735, para llevar agua a la ciudad por petición de las monjas capuchinas. Consta de 74 arcos a lo largo de 1 280 metros.

Bajamos del Sangremal por la calle Independencia, rumbo al poniente, y en el número 59 está el MUSEO CASA DE LA ZACATECANA, casona del siglo XVII que recibe su nombre de una conocida leyenda de las que dan alma a estas calles. En su interior disfrutamos de pinturas, mobiliario y colecciones de arte novohispano. Continuamos el recorrido y llegamos a la esquina de la avenida Corregidora. Estamos en el PORTAL ALLENDE y frente a nosotros, cruzando la avenida, se encuentra la PLAZA DE LA CONSTITUCIÓN, remodelada hace pocos años.

Continuamos sobre Corregidora y llegamos al TEMPLO Y EX CONVENTO DE SAN FRANCISCO, fundado en 1550. El templo presenta una portada de cantera de estilo neoclásico, donde el elemento principal es un relieve de Santiago Apóstol, patrono de la ciudad. En el interior, su sobrio estilo contrasta con la hermosa sillería del coro alto y su monumental facistol. El ex convento alberga el MUSEO REGIONAL DE QUERÉTARO, indispensable para entender la historia del estado. Las salas de arqueología y pueblos indios de Querétaro nos dan una visión de su tradición milenaria, y en la sala de sitio nos empapamos del esfuerzo evangelizador y conocemos la historia del edificio sede del museo.

Salimos con los siglos encima, y nada mejor para digerir la historia que el JARDÍN ZENEA, que se encuentra cruzando la calle. Debe su nombre al gobernador Benito Santos Zenea, quien plantó algunos de los árboles que aún dan sombra al quiosco de cantera y a la fuente de fierro del siglo XIX rematada con la diosa Hebe. Boleros siempre ocupados, eternos lectores del periódico matutino y niños revoloteando alrededor del globero, ambientan el jardín central. Caminamos sobre avenida Juárez y una cuadra después llegamos al TEATRO DE LA REPÚBLICA, inaugurado en 1852 como Teatro Iturbide. En su interior de aire afrancesado aún escuchamos a los fantasmas de Maximiliano y su consejo de guerra, a la diva Ángela Peralta y el alboroto de los diputados promulgando la Constitución de 1917.

Para comer sin perder el sabor queretano, doblamos en la esquina y nos instalamos en el RESTAURANTE LA MARIPOSA, de gran tradición y donde, según yo, se comen las mejores enchiladas queretanas y el más sabroso helado de mantecado. Éste lo pedimos para llevar, pues caminando se disfruta mejor.

Y así, caminando, seguimos al poniente, sobre la avenida Hidalgo. Sin prisas observamos las coloniales fachadas con regios portones tachonados de herrería forjada, y llegamos a la calle Vicente Guerrero y doblamos a la izquierda; frente a nosotros tenemos el TEMPLO DE CAPUCHINAS y su convento, que ahora alberga el MUSEO DE LA CIUDAD, con exposiciones permanentes y espacios para la creación y divulgación artística. Continuando sobre la misma calle, llegamos al JARDÍN GUERRERO, con enormes laureles que dan vista al PALACIO MUNICIPAL. En la esquina de las avenidas Madero y Ocampo se encuentra la CATEDRAL, el TEMPLO DE SAN FELIPE NERI. Aquí celebró la misa de dedicación y bendición don Miguel Hidalgo y Costilla, siendo cura de Dolores. El oratorio del templo está convertido en el PALACIO CONÍN con oficinas gubernamentales.

Sobre Madero, hacia el oriente, nos encontramos en el TEMPLO DE SANTA CLARA, construido a principios del siglo XVII bajo los auspicios de don Diego de Tapia, hijo de Conín. Del convento no queda nada, pero en el interior del templo se conserva una de las decoraciones barrocas más importantes del país. Es necesario sentarse para admirar cada detalle de los retablos, el púlpito, los coros alto y bajo. Sobre el JARDÍN DE SANTA CLARA se ubica la FUENTE DE NEPTUNO, con sus más de 200 años, y a una cuadra, sobre la calle Allende, admiramos otra muestra del barroco mexicano: el TEMPLO Y EX CONVENTO DE SAN AGUSTÍN. La portada semeja un retablo con columnas salomónicas que enmarcan al Señor de la Portada. La cúpula, adornada con mosaicos azules y seis figuras de ángeles músicos con atuendos indígenas, es admirable. A un lado del templo, en lo que fuera el convento, se localiza el MUSEO DE ARTE DE QUERÉTARO. Con la boca abierta de admiración, se nos presenta el claustro, con tan pródiga ornamentación que es necesario detenernos a interpretar las ondulantes cornisas, las figuras de expresivos rostros, los mascarones, las columnas y toda la iconografía que nos envuelve sin dejarnos un respiro. Por si fuera poco, el museo resguarda una colección pictórica con firmas como las de Cristóbal de Villalpando y Miguel Cabrera, entre muchas otras.

Regresando por la calle conocemos, previo permiso, la CASA DE LA MARQUESA, señorial casona hoy convertida en lujoso hotel. Sobre Corregidora sube el andador Libertad, pletórico de artesanías, desde plata, latón, textiles de Bernal y, por supuesto, muñequitas otomíes. Una vez más nos encontramos en la Plaza de Armas y tomamos la calle Pasteur. A una cuadra se levanta el TEMPLO DE LA CONGREGACIÓN DE GUADALUPE con sus dos torres de colores patrios. En el interior apreciamos su ornamentación neoclásica y su órgano fabricado por el arquitecto Ignacio Mariano de las Casas. En la plaza que se localiza al frente, las ollas con miel de piloncillo hierven esperando que los buñuelos tomen su dulce baño. No consideramos correcto hacer esperar a los buñuelos, así que ponemos manos a la obra.

Regresamos a la calle Cinco de Mayo y al bajar nos encontramos con la CASONA DE LOS CINCO PATIOS, construida por el conde de Regla, don Pedro Romero de Terreros, admirable por sus pasadizos que conectan con el interior. Cenamos en su RESTAURANTE SAN MIGUELITO y, para terminar el día, disfrutamos de una bebida en LA VIEJOTECA, con su antiguo mobiliario que incluye una farmacia completa.

DOMINGO

Desayunamos frente al Jardín de la Corregidora, que en este día es de ambiente típico provinciano.

Una cuadra al norte se localiza el TEMPLO DE SAN ANTONIO, con su hermosa plaza llena de feligreses. En la parte alta de la nave del templo resalta, sobre la decoración en rojo, su monumental órgano dorado.

Caminamos una cuadra sobre la calle Morelos y llegamos al TEMPLO DEL CARMEN, levantado en el siglo XVII. Regresamos por Morelos, Pasteur y 16 de Septiembre, hasta llegar al TEMPLO DE SANTIAGO APÓSTOL y a los antiguos colegios de San Ignacio de Loyola y de San Francisco Javier, con su claustro de estilo barroco.

Ya en automóvil nos dirigimos al CERRO DE LAS CAMPANAS, que fue declarado Parque Nacional y que en sus 58 hectáreas alberga una capilla de estilo neogótico construida en 1900 por orden del emperador de Austria, y donde unas lápidas muestran el lugar exacto donde fueron fusilados Maximiliano de Habsburgo y sus generales Mejía y Miramón. Aquí mismo, el MUSEO DEL SITIO HISTÓRICO nos presenta una visión general de la intervención francesa ysu exterior, con sus bancas y juegos, lo hacen un sitio ideal para descansar con la familia.

Sobre la avenida Ezequiel Montes llegamos a la PLAZA MARIANO DE LAS CASAS desde donde la vista se deleita con el TEMPLO Y CONVENTO DE SANTA ROSA DE VITERBO, de clara influencia mudéjar. Su interior es otra extraordinaria muestra de la riqueza del barroco mexicano, con seis retablos dorados del siglo XVIII y una colección pictórica digna de apreciarse. Su claustro lo ocupa una escuela y es posible visitarla sólo entre semana.

En los portales de la plaza hay algunos restaurantes donde decidimos quedarnos a comer y así estar disfrutando de la presencia del templo.

Nos dirigimos por la avenida de los Arcos a la FÁBRICA EL HÉRCULES, que tiene sus orígenes en 1531 con la creación de un molino para trigo construido por Diego de Tapia. Hacia 1830 don Cayetano Rubio lo transformó en la fábrica de hilados y tejidos que funciona hasta ahora, dando paso a la creación de un poblado con los trabajadores de la misma. La construcción es de dos plantas, de estilo ecléctico, y en su patio una estatua del dios griego da la bienvenida.

Es tarde y debemos regresar. Sabemos que nos faltó mucho por conocer y, sentados frente a la fachada de la fábrica, nos deleitamos con una sabrosa nieve hecha a mano. Yo preferí la de mantecado, ese sabor que me hará sentir por un rato más que aún me encuentro en Santiago de Querétaro.

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