Jarana jarocha, tradición sonora del sureste de México
En nuestro país destaca por su alegre sonoridad, la jarana jarocha. Te contamos más sobre este instrumento, descendiente de la guitarra barroca
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Para hablar de la jarana jarocha, hay que remontarnos a los orígenes del afamado son jarocho, que fue concebido en el siglo XVIII no solo como un género musical, sino como un baile folklórico a ejecutarse en los fandangos, combinando la danza zapateada y la poesía cantada.
Asimismo, el son jarocho es el resultado de la fusión de las raíces indígenas con las cubanas, las españolas y hasta las africanas; y marcó la necesidad de crear un instrumento propiamente mexicano que lo acompañara.
Origen de la jarana jarocha
Se cree que este instrumento surge a partir de la vihuela y la guitarra barroca. La vihuela es un instrumento de cuerda que fue muy popular en el siglo XVI, cuando la guitarra apenas se estaba dando a conocer. Por su parte, la guitarra barroca, antepasado de la guitarra clásica moderna se popularizó un siglo después y hasta el siglo XVIII.
En consecuencia, es fácil encontrar un sinfín de similitudes entre estos instrumentos y la jarana: el mismo método de elaboración; tesituras, formas de encordado, su afinación y hasta la forma de tocarse.
De igual forma, por su tamaño, este instrumento se clasifica de la siguiente manera:
- Jarana tercera, de 80 a 100 centímetros.
- Segunda, de 70 a 80 centímetros.
- Primera, de 55 a 70 centímetros.
- Mosquito, menor a los 50 centímetros.
- Y la más pequeña, llamada chaquiste, la cual mide entre 30 y 40 centímetros.
Respecto a su elaboración, ésta es artesanal y se construye a partir de rascar una pieza única de cedro rojo o caoba, a la que se le agregan la tapa, el puente y la cubierta del diapasón. Cabe señalar que su cuerpo es mucho más delgado que el de una guitarra y como mencionamos anteriormente, su tamaño también es menor.
Tlacotalpan, Veracruz, ejemplo de fina laudería jarocha
El término laudero se refiere al constructor de cualquier instrumento musical de cuerdas y en Tlacotalpan la laudería es una tradición muy viva, donde no solo se elaboran jaranas, sino también requintos, la guitarra bumburona y arpas. Igualmente, la enseñanza de la construcción de estos bellos instrumentos se hace de forma oral y ha sido transmitida de generación en generación.
Finalmente, hay que mencionar a la jarana huasteca, otro instrumento de cuerda que usualmente forma parte del conjunto huasteco, junto con la guitarra huapanguera y el violín, tomando el rol de acompañamiento rítmico. No es tan famosa como la jarana veracruzana, sin embargo, también es esencial para darle vida y ritmo al son huasteco.
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