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Los nzahki, seres demoníacos con los que hablan los otomíes

Puebla
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Algunos de los nzahki son "El señor del infierno", "Señor de la noche", "Sirena mala y "Trompa de caballo" entes en la cultura otomí.

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El pueblo otomí conoce bien el aspecto físico de los seres oscuros que son capaces de enfermarnos o hacer que nos vaya mal en la vida, les llaman nzahki

Para que dejen de hacernos daño los curanderos otomíes no los enfrentan con fuerzas buenas, como ocurre en la cosmovisión cristiana, sino que hablan con estos entes malos representados en papel amate para que dejen el cuerpo de su víctima

Relación de entes que producen enfermedades

Los entes patógenos, es decir que producen enfermedad, que esta cultura ha identificado son principalmente cuatro: “Señor del infierno”, “Señor judio”, “Señor del diablo” y “Señor de la noche”, que, como podrán observar en la siguiente imagen, tienen doble cara, porque son falsos e hipócritas, portan machetes para dárselo a aquellas personas que buscan matar. Además portan calzado. 

Imagen tomada de «Propuesta clasificatoria de un grupo de representaciones de nzahki entre los otomíes de San Pablito, Pahuatlán, Puebla

 Existen otros entes malos como “Señor Nagual”, “Sirena Mala”, “Trompa de toro”, “Trompa de caballo” y “Señor Moctezuma”. Todos los mencionados hasta ahora, según las creencias otomíes, surgieron de almas de individuos que murieron de manera violenta, accidental o sin bautizar

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El «Libro de curación» otomí contra los nzahki

Todas estas ilustraciones vienen del Libro de curación elaborado por un badi o curandero de San Pablito, Pahuatlán, Puebla, que recopiló toda la sabiduría ancestral de su pueblo. En él también se explican los pasos para curar o más bien librar de la brujería al o la afectada. 

Cuando llega la hora de curar al enfermo, los nzahki dibujados en el papel amate son colocados sobre la cama para luego rociarles gotas de aguardiente, después les encienden cigarros. Al momento también se sacrifica una gallina, mientras el curandero pronuncia rezos en lengua ñhañhú. En este momento los entes son bautizados, se les dan velas de cebo para que se alumbren, y así se les invita a salir de la casa. 

Foto: Alberto Diez Barroso

Los nzahki de los otomíes y los demonios de los cristianos

Alberto Díez Barroso Repizo, investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), realizó un estudio en 2009 sobre los nzahki, haciendo una anotación que no podemos echar por la borda. 

Alfonso Margarito García (un curandero de San Pablito Pahuatlán, Puebla. Foto: Alberto Díez Barroso

Resulta que es probable que los entes malignos otomíes tengan su origen en la evangelización novohispana, cuyo bagaje reside en los estudios de Santo Tomás de Aquino y el libro Malleus Maleficarum, escrito en 1448, en donde se mencionan los entes diabólicos que forman parte de la cultura occidental. ¿Qué te parece? 

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