La triste historia de los mexicanos explotados en los programas de migración
Explotación y discriminación. Te contamos la historia de la migración mexicana a Estados Unidos en el siglo XX.
La migración es una realidad que afecta directamente la identidad que los mexicanos. Desde el relato de la salida de los mexicas de Aztlán, hasta las grandes movimientos demográficos durante los siglos XX y XXI, la migración es un fundamento de la gesta cultural de México.
Una nueva forma de migración
Durante el siglo XX, específicamente en el año 1942, una novedosa forma de migración mexicana controlada apareció. Se trataba del Programa Bracero, un acuerdo laboral entre las autoridades mexicanas y estadounidenses cuyo objetivo era importar mano de obra. Para esos años, Estados Unidos se encontraba inmerso en el episodio de la Segunda Guerra Mundial, lo cual había producido un desabasto en la población obrera y campesina.
Sin embargo, la migración mexicana al país vecino no era un fenómeno novedoso. De acuerdo con la investigación del antropólogo Jorge Durand, el Programa Bracero tuvo dos antecedentes directos:
- El sistema de enganche: Una forma de subcontratación privada que se caracterizó por desmedidos modos de explotación; incluyendo el trabajo infantil y la miseria.
- La deportaciones masivas, cuyas políticas se aplicaron específicamente a la comunidad mexicana.
Por tanto el Programa Bracero, que buscaba regular ambas problemáticas, era una novedad prometedora.
La búsqueda de mexicanos
Según Durand, los primeros acuerdos laborales entre México y Estados Unidos fueron firmados por el presidente Porfirio Díaz, quien autorizó la exportación de 10,000 campesinos para laborar en los cultivos de betabel en California.
A la caída del Porfiriato, las primeras críticas sobre los maltratos de los mexicanos en el extranjero fueron denunciadas por el presidente Francisco I. Madero. Sin embargo, durante el periodo más violento de la Revolución la migración se volvió un fenómeno masivo y sin regulación.
Para 1917 miles de estadounidenses comenzaron el abandono de sus puestos de trabajo para participar en el escenario de la Primera Guerra Mundial. Como consecuencia, la migración mexicana fungió como población de remplazo. Sin embargo, las primeras restricciones migratorias se manifestaron ante las oleadas migratorias provenientes de todo el mundo.
Lo anterior se convirtió rápidamente en un problema para la migración mexicana, ya que las nuevas restricciones ponían como condiciones la alfabetización y el pago de $8 dólares; requisitos que eran altos para los mexicanos, trayendo como consecuencia las primeras deportaciones masivas.
No obstante, las dificultades alimenticias que la guerra comenzaba a provocar obligaron al gobierno estadounidense a buscar trabajadores temporales y que se dedicaran exclusivamente a las labores agrícolas, es decir, los mexicanos.
La importación de mexicanos se extendió a familias completas con la finalidad de que se integraran en su totalidad a las labores campesinas.
El éxodo a México
Además de las casas de enganche, el ejército también comenzó el reclutamiento de mexicanos que cubrieran puestos de guerra. En 1918 se enviaron 60,000 mexicanos al frente. En ambos casos el estatus migratorio fue irregular.
Pronto la malas condiciones laborales y el temor a ser reclutados, generaron el retorno de la población mexicana y el cese del flujo migratorio.
El Programa Bracero
Al finalizar el periodo revolucionario, el gobierno de México desalentó las migración de la población; la fuerza de trabajo era necesaria para la reconstrucción del país.
Sin embargo, un nuevo episodio bélico de Estados Unidos requeriría una vez más de la mano de obra mexicana. Tras distintas negociaciones, en 1942 el gobierno mexicano y estadounidense firmaron el acuerdo de trabajo temporal conocido como Programa Bracero.
A diferencia de sus antecedentes, el Programa Bracero fue un proceso impulsado exclusivamente por el Estado para fomentar la migración varonil, agrícola, temporal e individual. El programa funcionó durante 20 años con un éxito aparente.
El despertar del sueño americano
Tras la firma, más de 5 millones de mexicanos se unieron a las filas del programa, pero pronto la decepción acabó con el sueño de una vida mejor.
Según los testimonios, desde el proceso de selección se violentaron los derechos de los migrantes. Se habla de largas filas en las que los individuos carecían de alimento, ya que las autoridades no proporcionaban ningún tipo de viático hasta que no fuera oficial su aceptación. Algunos de los aspirantes murieron.
El reclutamiento fue minucioso, solo se aceptaban hombres con ciertas características físicas, con el objetivo de garantizar el rendimiento en las pesadas jornadas laborales.
Tras pasar el proceso de selección, los migrantes eran bañados con desinfectantes e insecticidas, desnudados y revisados en su totalidad para evitar que importaran alguna enfermedad.
Pagos bajos en relación con los salarios estadounidenses, discriminación y explotación laboral, fueron los primeros aspectos que ensombrecieron el Programa Bracero.
Sumado a ello, a los campesinos de origen mexicano se les implementaron descuentos sin su autorización por conceptos de ahorros, mismos que jamás fueron entregados por el gobierno mexicano.
Lamentablemente los abusos salariales contra los braceros no fueron exclusivos de la corrupción mexicana. En muchos casos se incumplieron contratos laborales, se prorrogaron pagos y se hicieron descuentos de viáticos y herramientas de trabajo por parte de los contratistas estadounidenses.
En 1964 cesó de manera oficial el acuerdo bilateral de trabajo temporal entre México y Estados Unidos. Empero, la deuda histórica se conserva hasta la fecha.
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