El tejocote, fruto del invierno mexicano
En la ofrenda o la piñata. Ya empezó la temporada del tejocote, ¿conoces sus múltiples propiedades?
Desde que lo vemos nos alegra la vista y su aroma no tarda en llegar a nuestra nariz. Es el tejocote, también conocido como manzanilla, manzana de indias y manzanita. Su nombre proviene del náhuatl “texocótl”, que quiere decir “fruto de sabor agrio”. Su nombre científico es crataegus mexicana.
Este fruto crece en el árbol de manzanillo, el cual crece en lugares templados y de poca humedad. A su vez, los árboles de tejocote pueden medir entre 4 y 10 metros de altura.
Perteneciente a la familia Rosaceae, el tejocote es un árbol lleno de espinas con hojas semiperennes de corto tamaño (4 cm aproximadamente). Sus flores son hermafroditas y crecen en forma de ramilletes con pequeñas flores de pétalos blancos. Tras la floración crece un pequeño fruto redondo semejante a una manzana con un tamaño de 1 a 2 centímetros de diámetro de colores que van del amarillo al rojo.
El tejocote es uno de los frutos que inmediatamente nos remite a la época navideña, al ponche y a las reuniones familiares. Además, este delicioso fruto es originario de México y crece principalmente en las zonas templadas del eje neovolcánico, Sierra Madre Oriental, Sierra Madre del Sur y los altos de Chiapas.
Por si fuera poco, el tejocote posee propiedades medicinales, siendo un excelente auxiliar para prevenir y combatir enfermedades respiratorias. Además, favorece la producción de hemoglobina, por lo cual ayuda a mantener una buena salud cerebral y coagulación sanguínea. Sumado a ello, disminuye los niveles de glucosa en la sangre y es rico en complejo B.
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