Tierra de huaves
En el Istmo de Tehuantepec, en la costa del océano Pacífico, se extiende un mágico territorio, habitado por este grupo indígena. ¡Conócelo!
En el Istmo de Tehuantepec, en la costa del Océano Pacífico, se extiende un territorio mágico, donde el viento moldea el paisaje árido y desolado desecando las lagunas, retorciendo los árboles y marcando el ritmo de vida de este grupo indígena.
Entusiasmados por fotografiar la vida de los pescadores de nuestro país, viajamos a esta región que históricamente ha vivido aislada del resto, de ahí que su idioma y su mismo origen sea aún desconocido.
Para llegar a ellos, viajamos de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, a Salina Cruz, Oaxaca. En el camino nos sorprendimos al ver las grandes hélices que han instalado en el Istmo para generar energía eólica, lo cual da una idea de la gran fuerza que tiene el viento por estos rumbos, incluso ha llegado a voltear trailers en un lugar conocido como “La Ventosa”, sobre la carretera libre a Tuxtla Gutiérrez.
Una vez que llegamos a Salina Cruz, tomamos un camino que nos llevó a la refinería y ahí, la desviación rumbo a San Mateo, indicada por un viejo letrero que apenas se mantiene en pie. Seguimos la carretera hasta llegar a San Mateo del Mar, una de las cuatro poblaciones huaves; las otras son Santa María del Mar, localizada cerca de San Mateo; San Francisco del Mar y San Dionisio del Mar, todas alrededor de dos grandes lagunas conocidas como Mar Superior y Mar Inferior, en el Golfo de Tehuantepec.
La ubicación de San Francisco y San Dionisio del Mar, hacia el suroeste de las lagunas, dificulta el acceso terrestre a estas poblaciones, ya que hay que bordear la región lacustre por la carretera que comunica el Istmo de Tehuantepec con el estado de Chiapas. La otra forma de llegar es realizando una travesía a lo largo de las lagunas, cuando el viento del norte lo permite.
Llegamos directamente a la presidencia municipal de San Mateo para manifestarles nuestro deseo de tomar algunas fotografías y saber más acerca de sus tradiciones y artesanías. Ahí nos asignaron un guía, quien nos llevó a conocerlo todo. Aunque el concreto y la lámina dominan el paisaje, aún es posible observar las tradicionales casas hechas de horcones (maderos verticales que en las casas rústicas sirven para sostener vigas o aleros de tejado), carrizo enjarrado y palma real. Sobre los patios se construyen enramadas que sirven como área de trabajo o lugar de descanso donde se cuelgan las hamacas y se pone a secar el pescado o el camarón.
Otro enigma
Uno de los grandes misterios de este grupo étnico es su idioma y como consecuencia, su origen, ya que ningún otro grupo de la zona lo entiende. Fray Francisco Burgoa, en su Descripción Geográfica de la América (1674), sugiere que los huaves son originarios de Nicaragua, a partir de que un fraile de ese país pudo entender un diálogo en huave entre un sacerdote y su criado. De esta anécdota se desprendieron dos tipos de hipótesis: una consistió en buscar inútilmente alguna filiación lingüística con la subfamilia mangue; y otra, que sostiene que los huaves llegaron al Istmo procedentes de Centroamérica; incluso se ha hablado sobre lugares más lejanos como el Perú.
El idioma es llamado por sus hablantes ombeayiiüds, que en español significa “nuestro idioma”. La filiación lingüística del huave es incierta. En 1916, Paul Radin lo ubicaba dentro del grupo zoque-maya-totonaco, mientras que el lingüista judío Mauricio Swadesh (1909-1967), a mediados del siglo XX, atribuía su filiación al grupo macro-mixteco. Para Robert Longacre (uno de los lingüistas más destacados de nuestro tiempo), el huave conforma un grupo lingüístico totalmente independiente. Lo cierto es que sólo ellos entienden su lengua.
Sus manos artesanas
Lo primero que visitamos fue el mercado, lleno de magia y color. Las mujeres van y vienen luciendo sus grandes faldas que son movidas armónicamente por el viento, pareciera que flotaran sobre el piso, mientras cargan sobre su cabeza grandes bandejas llenas de pescado y camarón. Sobre la falda, suelen usar un huipil corto y sin mangas, con diseños geométricos sobre el pecho y un cuello rectangular, que tejen ellas mismas en telar de cintura.
Para conocer más sobre sus artesanías, fuimos a conocer a Félix Martínez, quien es el único artesano, junto con su esposa, que fabrica máscaras que venden en importantes tiendas en la ciudad de Oaxaca. Representan seres mitológicos y están talladas en madera y decoradas con pelo de vaca y cuernos de chivo. Son utilizadas en fiestas como Corpus Christi.
Otra tipo de artesanía es la de las redes que fabrican únicamente hombres.
Con el viento a favor
Durante la tarde fuimos a la orilla de la Laguna Superior para tomar fotos de los pescadores en sus rústicos cayucos (hechos en Chiapas, ya que en la región huave no hay árboles para éstos), impulsados con remo y vara; cuando hay viento, sacan una rudimentaria vela hecha de muchos costales. Cuando pescan en mar abierto, entre octubre y febrero, cuando el viento del norte golpea con fuerza, algunos pescadores sacan sus papalotes para pescar. ¿Cómo lo hacen? Pues amarran una cuerda a un extremo del chinchorro y el otro al papalote hecho de costal y una cruceta de varas, entonces lanzan el papalote al viento, éste comienza a volar y el pescador le va dando cuerda volando mar afuera, arrastrando el chinchorro. Una vez que éste se extendió por completo, sueltan la cuerda del chinchorro y recuperan el papalote. Al día siguiente salen en sus lanchas a levantar el chinchorro y la pesca del día. Es realmente una técnica muy ingeniosa.
Con la mirada en la gran laguna, nos quedamos pensando en este lugar remoto donde la fuerza de la naturaleza sigue gobernando y donde aún hay muchos enigmas y tradiciones por descubrir.
Su religión
Los huaves son católicos desde el siglo XVI, mantienen un gran número de santos y vírgenes, pero aún conservan sus creencias relacionadas con sus divinidades llamadas monteoks, entidades sobrenaturales que se refugian en los cerros y se hacen presentes en los rayos, vientos y en los relámpagos que cruzan el horizonte.
Agradecemos a la Secretaría de Turismo de Oaxaca el apoyo brindado para la realización de este reportaje.
Para mayor información:
H. Ayuntamiento Municipal Constitucional San Mateo del Mar, Oax.
Tel. 01 (971) 522 0097.
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