Doña Viviana Alávez, al rescate de una tradición oaxaqueña: las velas de concha
Por más de cuatro generaciones, la familia de Doña Viviana Alávez ha preservado la elaboración de velas de concha en Teotitlán Del Valle, Oaxaca
Teotitlán del Valle es un poblado ubicado a 30 kilómetros de la Ciudad de Oaxaca; es considerado el primer pueblo fundado por los zapotecos en el siglo XV y es famoso por la habilidad de sus artesanos, entre quienes destaca Doña Viviana Alávez, matriarca, emprendedora y custodia de la tradicional elaboración de velas de concha; que reciben su nombre porque sus formas están inspiradas en las conchas marinas.
Doña Viviana Alávez, cuarta generación de artesanos de la cera
En diversas entrevistas, que tanto Doña Viviana como su familia han dado a medios nacionales y extranjeros, cuentan que la matriarca empezó a elaborar velas cuando aún era niña, enseñada por su abuela. Más tarde, en la década de los setenta, con su esposo enfermo y tres hijos que mantener, la artesana decidió buscar un mercado para sus velas más allá de la Iglesia y de su pueblo.
Cabe señalar que en el pasado, a las familias de fabricantes de velas no se les pagaba por su trabajo, sino sobrevivían por un sistema de trueque en el que producían las velas para diferentes parroquias a cambio de comida. En consecuencia, muchos artesanos renunciaron al oficio ante la precariedad de su situación.
Pero Doña Viviana perseveró, decidió buscar nuevos horizontes para comercializar su trabajo e innovó en diseños, imspirada en las formas de la naturaleza. Hoy con sus hijas y nietas, preside Casa Viviana, donde mantiene viva la tradición de elaborar estas hermosas velas ceremoniales, cuyo origen es un ritual zapoteco.
Las velas como símbolo de luz
En la antigüedad, era común que la familia de un novio encabezara una procesión hasta la casa de los padres de la novia, llevando varias de estas velas. Sin embargo, este ritual ya quedó en el olvido pero las velas se siguen usando como símbolo de la unión y prosperidad para una pareja; acompañando al novio, y a su familia, cuando pide la mano de su futura esposa.
Igualmente, las velas también son requeridas en servicios de mayordomía, posadas y también para ofrendas del Día de Muertos.
Por último, el trabajo es totalmente artesanal: la cera de abeja se derrite y colorea; se vierte en moldes de madera; se enfría en agua y luego a darle acabado. Algunos de los ramos de velas son tan elaborados, que tardan hasta dos semanas en concluirse pero el resultado es de una gran belleza: flores, algunas blancas, otras multicolores, llenas de vida y de luz.
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