Las ollas para piñatas: una tradición de siglos
Las ollas para piñata son un clásico de las fiestas Navideñas. Aunque su uso ha disminuido frente a nuevos estilos piñateros, siguen siendo un elemento importante en la celebración de las posadas en México.
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Sin lugar a dudas, para las y los mexicanos, uno de los momentos de mayor alegría en la Navidad son las posadas. En ellas, además de las letanías, el ponche y las luces de bengala, están las piñatas que se romperán en el festejo. Y para que éstas existan, son necesarias las famosas ollas para piñata. Aunque su empleo ha disminuido, siguen siendo fundamentales para la elaboración de la famosa artesanía.
El origen de las ollas piñateras
Aunque parezca que las ollas de piñata son consubstanciales al popular objeto navideño, esto no es del todo exacto. La costumbre de romper piñatas de olla tiene su origen en el México Prehispánico, en el festejo mexica del mes Panquetzaliztli, que traducido del náhuatl al español significa «levantamiento de banderas»
Esta fiesta, celebrada entre el 30 de noviembre y el 19 de diciembre del calendario occidental, conmemoraba el nacimiento de Huitzilopochtli, el dios tutelar de los tenochcas. Uno de sus rituales consistía en romper una olla que contenía plumas y piedras preciosas, la cual había sido colocada en un sitio alto al inicio del festejo.
Tras la conquista y durante la evangelización, esta costumbre fue adaptada. En 1586, en el Convento de San Agustín, en Acolman, fray Diego de San Soria modificó las piñatas, cuyo remoto origen se encuentra en China. El religioso decidió usarlas como una forma de evangelizar a los indígenas. Además de agregarles los famosos siete picos que simbolizan los pecados capitales y cubrirlas de colores llamativos para representar la tentación, hizo que su interior fuera de una olla de barro, como la usada en la antigua fiesta mexica. Fue así que las piñatas de olla terminaron representando el triunfo de la fe sobre el pecado, y la recompensa obtenida por una buena devoción.
Actualidad de las ollas para piñata
Las piñatas de olla de barro son, en definitiva, la versión más tradicional de esta artesanía navideña. Su uso ha disminuido por el nacimiento de nuevas piñatas, con formas de personajes populares y hechas solo con engrudo y periódico. Otra razón es la seguridad de los invitados a las posadas, sobre todo la de las infancias, los cuales han sufrido numerosos accidentes por la caída de los fragmentos de las ollas sobre sus cabezas.
A pesar de ello, las piñatas de olla siguen siendo muy solicitadas. Y es que es ineludible el hecho de que sentirlas tronar cuando se les pega, es una experiencia única. Además, dichas piezas están conectadas a la nostalgia y a los recuerdos de una época donde eran muy comunes.
Acolman y las piñatas
Actualmente Acolman, cabecera del municipio homónimo del Estado de México, sigue siendo una de las principales productoras de ollas para piñata, junto a otras localidades el país como Sierra Gorda, en Querétaro, o Tetepetitlan, en Hidaldo. No es para menos, después de todo este territorio mexiquense las vio nacer en el siglo XVI. Inclusive, allí se celebra anualmente la Feria Internacional de la Piñata.
Diversas familias del sitio se dedican a elaborar piñatas tradicionales para las fiestas decembrinas, desde hace muchos años. Para ello, es indispensable el mencionado traste de barro. Se estima que cada año se producen hasta cinco mil piñatas navideñas. Sus precios varían, y pueden ir desde alrededor de los $70 hasta los $3,500 aproximadamente.
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