Chac Mool, más que una escultura mesoamericana
Conoce más acerca del Chac Mool, una escultura precolombina que aun en nuestros días, representa una figura llena de misterio.
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Una de las esculturas más peculiares de la arqueología mexicana es sin duda la que conocemos con el nombre de Chac Mool, encontrada principalmente en las zonas de Chichén Itza y Tula.
Chac Mool, la misteriosa escultura mesoamericana
Se trata, en la mayoría de los casos, de una figura humana reclinada hacia atrás. Esta tiene las piernas encogidas y la cabeza girada. Además, en su vientre descansa un recipiente circular o cuadrado.
El nombre maya con el cual se le conoce fue asignado por el viajero Auguste Le Plongeon. Dicho personaje, en sus excavaciones en Chichén Itzá, encontró una de estas esculturas y la trasladó a Mérida a finales de 1874. Tres años después la figura se envió a la ciudad de México, lo que provocó una fuerte protesta por parte de su descubridor.
Posteriormente, se han encontrado otras esculturas de este tipo en diferentes lugares de Mesoamérica. Aunque, si bien son más abundantes en Tula, Hidalgo, y en Chichén Itzá, Yucatán, en la Ciudad de México se han hallado varias.
Un ejemplo es la que se recuperó en 1943 en la calle de Venustiano Carranza y que está labrada en el típico estilo azteca. Otra es la que está frente al adoratorio de Tláloc en la etapa II (1390 d.C.) del Templo Mayor de Tenochtitlan, la cual aún conserva sus colores originales.
Como ejemplo de un Chac Mool tolteca traído de Tula a Tenochtitlan está el que encontramos entre los cimientos de la Casa de los Marqueses del Apartado, en la calle de Argentina, frontera al Templo Mayor.
Esta pieza guarda la posición ya conocida y sobre el vientre presenta un recipiente rectangular, pero además lleva amarrado un navajón en el brazo, tal como lo vemos en los Chac Mool de factura tolteca. Posiblemente fue decapitado, pues la cabeza no se encontró en las labores de rescate.
¿Qué representa el Chac Mool y cuál es su función?
Ahora bien, ¿qué representan estas enigmáticas figuras? Hay diversas interpretaciones acerca de su función. Por un lado, cabe aclarar que siempre han sido encontradas en contextos sagrados. Esto quiere decir que están asociadas a pequeños altares. Un ejemplo es en el caso de Tula y Chichén Itzá.
En tales casos, se relaciona con los juegos de pelota, o directamente con el dios de la lluvia, como lo vemos en el Templo Mayor de los aztecas. Por otra parte, en cuanto a las funciones, Se le han atribuido dos diferentes: como altar en el que se colocaba la ofrenda dedicada al dios, ya fueran alimentos, corazones u otros dones y como piedra de sacrificios.
Otro aspecto interesante es que este tipo de escultura corresponde en su mayoría al Posclásico, es decir, a los años 900-1521 de nuestra era.
¿A qué deidad alude la escultura del Chac Mool?
Entre las interpretaciones que se han dado acerca de este personaje están aquellas que lo identifican con un dios específico, como un intermediario entre los ofrendantes y los dioses, o como un guerrero. Quizá no siempre tuvo el mismo significado, pues bien sabemos que una determinada representación puede cambiar con el paso del tiempo.
Por ejemplo, entre los belicosos toltecas hubiera podido representar a un guerrero, pues posee atributos muy similares a los de los atlantes: está armado, luce el pectoral de mariposa y lleva un navajón atado en el brazo.
En el caso de los Chac Mool encontrados en Tenochtitlan, que tratan de imitar a los toltecas, vemos que guardan estrecha relación con el dios de la lluvia, Tláloc.
Un estudio (Alfredo López Austin y Leonardo López Luján, “Los mexicanos y el Chac Mool”, en la revista Arqueología mexicana, México, 2001, pp. 68-73) hace ver que en el caso de estos últimos, que hasta el momento suman una docena, tanto los más tempranos como los de la época imperial están asociados a este dios.
El caso más claro es el Chac Mool localizado en su sitio original, frente al adoratorio de Tláloc en el Templo Mayor de Tenochtitlan. A este hay que sumar la cabeza hallada en el núcleo de la misma etapa constructiva, y cuyo rostro muestra una posible parálisis facial, enfermedad relacionada con Tláloc.
Como puede verse, esta figura, por sus peculiares características, siempre ha despertado el interés de los estudiosos. Presente en muchas partes de Mesoamérica, pero sobre todo en Tula y Chichén Itzá, además de la capital azteca, se ha tratado de establecer su función y a quién está dedicado.
Nuevos hallazgos habrán de ayudar en la interpretación de este enigmático personaje que, incluso, por su posición inverosímil, llegó a influir en la creatividad de modernos escultores, como el caso de Henry Moore, en figuras recostadas de gran fuerza y dinamismo, tal como sus antecesoras creadas por anónimos escultores mesoamericanos…
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