El secuestro del vuelo 705 de Mexicana de Aviación
En 1972 un grupo de comunistas realizó el secuestro de un avión en Monterrey. Te contamos la historia.
Era la mañana del 8 de noviembre de 1972. Del Aeropuerto Internacional de Monterrey despegó a las 9:22 am un avión tipo boeing 727 con 110 pasajeros. Todo transcurría con normalidad, nadie se imaginaba que sobre ese vuelo se había planificado un secuestro.
Pocos minutos después, el capitán de vuelo Abel Quintana reportó que el vuelo 705 de Mexicana de Aviación había sido tomado por cuatro sujetos armados. Los secuestradores eran Germán Segovia, Armando González, José L. Martínez y Alberto Sánchez; pertenecientes al movimiento Liga de Comunistas Armados. Al tomar el control del vuelo, el grupo comunista declaró:
“¡Somos integrantes de la Liga de Comunistas Armados! ¡Y buscamos derrocar a este gobierno para establecer uno de carácter socialista que acabe con la burguesía! ¡Nadie se mueva, manos a la nuca y todos tranquilos!”.
Por su parte, la Liga de Comunistas Armados fue un movimiento urbano nacido entre los estudiantes de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Pese a que el movimiento perpetró 11 acciones bélicas, ninguna de sus actividades tuvo lesionados. Sus dos principales actividades en la ciudad de Monterrey fueron la expropiación de medicamentos y la explosión de un autobomba. Sin embargo, ambos acontecimientos pasaron desapercibidos.
El secuestro del vuelo 705: una improvisación violenta
Esa mañana los guerrilleros amenazaron con hacer uso de una carga de explosivos de no cumplirse sus demandas. Los secuestradores solicitaban la liberación inmediata de cinco guerrilleros encarcelados a cambio de la vida de los rehenes es, entre los que se encontraban los hijos del gobernador de Nuevo León y un hijo de un diplomático estadounidense.
Pocos días antes la policía había logrado detener a algunos guerrilleros tras el disparo accidental de un arma, evento en el que Edna Ovalle resultó lesionada.
Debido a lo anterior, el gobierno se vio con poco margen de operación, llevando a los insurgentes detenidos al avión al medio día. Una vez cumplidas la exigencias, los secuestradores liberaron a mujeres y niños, para luego dirigirse al Aeropuerto José Martí en La Habana, Cuba.
Durante el momento del intercambio de rehenes, los guerrilleros obligaron a las fuerzas armadas operar en ropa interior. Además solicitaron que se les enviaran fusiles de asalto, municiones y una cantidad de 4 millones de pesos, todo lo cual les fue entregado durante la estancia del avión en el aeropuerto.
Ante millones de televidentes, el jefe de la policía estatal, Juan Urrutia, entregó a los guerrilleros el dinero. Cabe destacar, que el jefe de la dependencia había sido señalado como represor del movimiento, por lo cual su presentación en ropa interior fue vista como una humillación.
Tras el aterrizaje, el comando liberó al resto de los pasajeros, mismos que regresó a México el día siguiente. En cuanto a los guerrilleros, recibieron el estatus de asilo político por parte del gobierno de Fidel Castro, quien se negó a extraditarlos. Sin embargo, meses después el gobierno mexicano recibió de vuelta las armas de asalto y los 4 millones de pesos entregados durante el secuestro.
Repercusiones del movimiento
El secuestro del 8 de septiembre fue recibido de forma negativa entre la población y los poderes de gobierno. Sin embargo, durante el proceso de amnistía otorgada en 1978 por el presidente José López Portillo, varios de los miembros de la Liga Comunista Armada regresaron a México.
En enero de 1982, el suicidio del líder de los secuestradores, Germán Segovia, volvía a ser nota en la prensa nacional. Distintos movimientos de izquierda señalaron el acoso del gobierno como la causa principal de su muerte.
Rosario Ibarra de Piedra, suegra de Segovia, denunció las constantes amenazas del gobierno hacia su familia. Ibarra había mantenido desde los 70’s un férreo activismo político para visibilizar la desaparición forzada. En 1982 se convirtió en la primera mujer en contender por la presidencia de México.
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