El Triunfo, del auge al abandono (Baja California)
Descubre este poblado de la Baja California, alguna vez un pueblo minero lleno de vida. Hoy, un pueblo fantasma usado para la producción cinematográfica.
La lucha por conquistar el desierto bajacaliforniano ha dejado una historia rica en fundaciones, proyectos y abandonos. Las ruinas de pueblos, fábricas y minas atestiguan el tesón con que el hombre ha intentado arraigarse y extraer las riquezas de esta tierra.A 45 km aDe sur de La Paz, el poblado de El Triunfo custodia el recuerdo de lo que otrora fue una próspera comunidad. Siguiendo la carretera que conduce a San José del Cabo por el este de la península, el camino serpentea a través de la Sierra de la Laguna, descubriendo repentinamente un pequeño valle dominado por una enorme chimenea. Esta construcción es sólo parte de los restos de una importante operación minera, que por medio de la extracción de oro y plata dio vida a toda la región.
UN POCO DE HISTORIA
Todo comenzó allá por 1748, cuando un exsoldado del presidio de Loreto, de nombre Manuel de Ocio, fundó el Real de Minas de Santa Ana, cercano a las actuales poblaciones de San Antonio y El Triunfo. El lugar había sido descubierto en 1721 por el padre Ignacio María Nápoli, quien construyó allí una capilla, pero comenzó a cobrar importancia a partir de los trabajos mineros de De Ocio. Así, el Real de Minas de Santa Ana fue el primer poblado fundado en Baja California al margen del sistema de misiones.
En 1869 el gobierno virreinal tomó control de estas minas, primer auge minero que duró hasta 1786. El interés por estos yacimientos se reavivó a mediados del siglo pasado, pero las sucesivas empresas que intentaron su explotación no pudieron prosperar. Los minerales se encontraban en vetas difíciles de extraer, y a eso se sumó la depreciación sufrida por la plata en esos años, lo cual motivó que los derechos de explotación fueran transferidos en varias ocasiones.En 1878, y con el favor del gobierno mexicano, la empresa El Progreso Mining Company se estableció en El Triunfo, realizando una importante inversión en equipo, maquinaria y ferrocarril.
Como durante el gobierno porfirista se emitieron leyes muy favorables a los capitales extranjeros, esta compañía pudo operar en condiciones redituables pese a la baja ley del metal extraído. La actividad minera atrajo a mucha gente de otros estados y del extranjero. Junto con obreros y técnicos, llegaron comerciantes y especialistas en los más diversos oficios. De ser una pequeña ranchería de no más de 200 vecinos, El Triunfo llegó a albergar en 1890 a 4 000 habitantes. El pueblo fue urbanizado, se instaló alumbrado en el jardín público, y las comunicaciones con La Paz se mejoraron a través de una línea telefónica y un camino carretero. Debido a que todo este desarrollo se sustentaba en la actividad minera, con el cese de labores de la compañía en 1912, como era de esperarse, El Triunfo dejó de ser económicamente importante y su población se redujo sustancialmente.
ADMIRABLE DESARROLLO MINERO
Un breve recorrido por las instalaciones mineras, que permanecen casi intactas, nos da una idea de la magnitud de esta operación. La chimenea principal, bautizada «La Ramona» en honor al santo del día de su inauguración, se erige dominante hasta una altura de 47 m, rodeada por una serie de canales y cámaras por los cuales circulaba el mineral y el cianuro empleado en el proceso de purificación. Esto constituía la denominada «hacienda de beneficio» del metal. A unos 300 m se yergue otra chimenea de sección cuadrangular, la cual fue la primera en construirse pero pasó a unos secundarios cuando se levantó «La Ramona».El proceso de beneficio demandaba una gran cantidad de leña como combustible, y la empresa empleaba 350 mulas para acarrear dicho material desde los bosques circundantes. Alrededor de estas instalaciones se encuentran numerosos restos de maquinaria pesada, cuyos hierros oxidados contrastan con las paredes de ladrillo rojo.
La construcción puede recorrerse en su totalidad; la vista desde el interior del horno y la chimenea es sobrecogedora.Como la compañía explotaba varias minas de la región, instaló un sistema de ferrocarril angosto, del cual pueden encontrarse algunos restos. También se construyó un túnel de 3 km de largo, verdadera obra maestra de la ingeniería del siglo pasado. Este túnel constituía una recta perfecta, ya que desde un extremo de la mina era posible ver la luz en la boca de salida.Desde los restos de lo que fueran depósitos de materiales y almacenes para servicio del personal, se tiene una vista dominante de la hacienda y del resto del pueblo. La luz del atardecer, reflejada en montañas y ladrillos, descubre facetas y colores de increíble belleza.
EL REGRESO DEL DESIERTO
El desierto bajacaliforniano es implacable. En 1918 una tormenta inundó las minas y destruyó parte de la hacienda de beneficio. Mientras tanto, la vegetación recuperaba rápidamente el espacio que con tanto trabajo había conquistado el hombre. Cardones, pitahayas, garambullos y palo adanes (Founquieira peninsularis), plantas características de esta región, rodean y reconquistan el ahora pequeño pueblo de El Triunfo. Recorriendo sus polvorientas calles, se descubren edificios centenarios, muchos de ellos semidestruidos y la mayoría deshabitados desde hace más de 50 años.ElINAH, conjuntamente con la población local, se ha interesado en restaurar parte de la arquitectura y de las instalaciones mineras de este lugar, que merece ser declarado monumento histórico nacional. En la actualidad, ante la ausencia de mantenimiento, señalización e infraestructura turística, los viajeros atraviesan el pueblo por la carretera casi sin detenerse.
Muy cerca de la salida del pueblo, un camino de terracería conduce al antiguo cementerio local. En él reposan los restos de mexicanos que, enfrentando toda la crudeza del desierto, llevaron a El Triunfo a desempeñar un papel relevante en la historia de Baja California. Más allá de la fiebre del oro y de la plata, por la patria que hicieron y por la que lucharon, estos colonos merecen que se les recuerde con admiración.
SI VAS A EL TRIUNFO
Llega a La Paz vía aérea o por transbordador. De ahí se toma la carretera número 1 en dirección a San José del cabo; aproximadamente a 45 km se encuentra El Triunfo.
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