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Todo lo que necesitas saber de Ensenada, el puerto más norteño de México

Baja California
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Veleros, cruceros, calles coloridas y atardeceres idílicos. Así es Ensenada, la capital de la Ruta del Vino en Baja California.

Es difícil identificar en dónde radica el increíble encanto de Ensenada: si en sus calles y plazas coloridas, en el conglomerado de veleros y cruceros que se apiñan en los muelles, en las boutiques de vinos o en sus luminosos atardeceres sobre la Bahía de Todos Santos.

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Son varios los rincones que por bonitos, raros o legendarios permiten entender el carácter de la capital de la Ruta del Vino. Casi todos ellos están en el centro, justo frente al puerto (y en donde es mucho más fácil moverse a pie que en automóvil).

Ahí está el Malecón y la Plaza Cívica con su bandera monumental de 100 metros de altura y las célebres cabezotas de cuatro metros de alto de Benito Juárez, Miguel Hidalgo y Venustiano Carranza.

En seguida está el Boulevard Costero, que unos metros al sur conduce al notable edificio del Centro Social, Cívico y Cultural Riviera de Ensenada, de muros blancos y techo de teja roja.

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Este lugar fue originalmente un hotel inaugurado con gran fanfarria en 1930, cuando estaba vigente en Estados Unidos la Ley Seca (la prohibición de venta de bebidas alcohólicas) y muchos estadounidenses descubrieron que México era un buen lugar para apagar la sed.

Al paso de los años, por el fin de dicha ley y otras vicisitudes, el lugar cambió de giro y quedó abandonado. Ahora, ya rescatado, funciona como centro social y cultural de la ciudad.

El recorrido de este lugar puede concluir con una visita al Bar Andaluz, ubicado en la parte trasera del complejo, donde se dice que hacia 1940 fue inventada la Margarita, quizás el coctel más famoso del mundo.

La siguiente calle paralela al Boulevard Costero es la avenida Adolfo López Mateos o Calle Primera, donde se dan cita tiendas de artesanías, galerías, cafés, restaurantes, hoteles, etc.

Es una de las arterias más vibrantes de Baja California. En ella se encuentra el legendario restaurante de cocina francesa El Rey Sol (esquina Blancarte), o el puesto de mariscos de La Guerrerense (esquina Alvarado) con su muy merecida fama como el lugar para comer mariscos en Ensenada.

Por la calle primera, unas cuatro cuadras al noroeste, se llega al interesante Museo Histórico Regional, que ocupa un edificio erigido en 1886 y que, por tanto, es uno de los más antiguos del estado de Baja California.

En sus inicios este edificio alojó las oficinas administrativas del entonces territorio, pero más tarde fue adaptado como cuartel y sirvió también como cárcel, hospital y escuela, aunque hasta la fecha conserva su aire militar (Av. Gastelum, a unos metros de la Calle Primera).

Siguiendo por la Calle Primera al noroeste, el cruce con la siguiente calle, la Avenida Ruiz, es el corazón de la vida nocturna de Ensenada y espacio favorito de los jóvenes turistas estadounidenses.

Ahí se encuentran, entre otros antros, dos cantinas clásicas: Papas & Beer, espacio famoso por el jolgorio de su clientela, y Hussong’s, que habiendo sido fundada en 1892 se trata de un sitio histórico y una de las cantinas más antiguas del noroeste de México que siga funcionando como tal.

Otro icono ensenadense es La Bufadora, ubicada a 37 kilómetros al suroeste del centro (por la carretera Transpeninsular y un ramal en la zona de Maneadero).

En este lugar, la costa rocosa forma un peculiar recodo donde al chocar las olas llegan a levantar una columna de espuma que a veces alcanza los 28 metros de altura. Por esa razón se le llama géiser marino. Desde luego es un espectáculo natural imprescindible de toda visita a Ensenada.

Todos estos destinos clásicos dan una idea de lo que es Ensenada. Sin embargo, la belleza de esta ciudad radica sobre todo en su atmósfera, en el buen trato de su gente próspera, alegre y relajada.

Si a eso le agregamos su peculiar clima mediterráneo, donde la humedad —y con frecuencia la neblina— del Océano Pacífico marida perfectamente con la aridez de la península, y su paisaje vitivinícola, nos encontramos con uno de los destinos de viaje más interesantes de México. A continuación apuntamos algunos de los sitios emblemáticos de la Ruta del Vino en esta ciudad.

Plaza Santo Tomás

La famosa casa vitivinícola Bodegas de Santo Tomás tiene en Ensenada el edificio de su antigua sede. Mucha gente conoce este edificio como la “Embotelladora Vieja”.

Es propiamente un sitio histórico de la ciudad, pues aquí transcurrió la mayor parte de los 130 años de historia de la empresa: aquí laboraron los primeros dueños de la compañía, al igual que el general Abelardo L. Rodríguez y la familia Pando, quienes después la adquirieron. Fue hasta 1995 que la vinificación de Bodegas de Santo Tomás se trasladó por completo a las nuevas instalaciones en el agradable Valle de Santo Tomás.

En los últimos años del siglo XX la embotelladora vieja alojó un restaurante, pero en fechas recientes Bodegas de Santo Tomás transformó el lugar en la actual Plaza Santo Tomás, que es una suerte de centro comercial con locales enfocados a ofrecer buenos productos mexicanos como quesos, embutidos, chocolates, mezcal, conservas, café, etc.

En un local, por supuesto, se venden y se ofrecen degustaciones de los vinos de Bodegas de Santo Tomás. Hay también recorridos históricos por la embotelladora y su cava subterránea.

El viajero debe recordar que puede degustar los vinos de esta casa vitivinícola en el valle de Santo Tomás y también en la cava Entre Santos de Valle de Guadalupe: Km 94.7, Carretera Federal 3, Ensenada-Tecate; lunes a domingo de 10 a 17 horas; degustaciones desde $100.

Cava Boutique L. A. CETTO

Exportadora a 27 países y principal productora de vinos en México, la vitivinícola L. A. Cetto no es una empresa que necesite presentación. Su historia está más ligada a Tijuana (donde comenzó) y a Valle de Guadalupe (donde tiene sus operaciones principales de vinificación) que a Ensenada.

Y en los capítulos sobre ambos sitios mencionamos sus respectivos lugares para visitar. Pero en Ensenada L. A. Cetto ha establecido su cava boutique, un sitio espléndido para saborear los vinos de la casa todos los días, incluso desde horas tempranas.

Está a tres kilómetros al norte del centro, sobre la carretera Transpeninsular. El viajero que lo pida podrá probar gratuitamente los vinos que tengan abiertos, pero este lugar funciona más como una suerte de Wine Bar, donde sirven botellas para los comensales y las acompañan con sabrosas tapas de pan, queso y carnes frías. Como el lugar cuenta con terrazas, resulta ideal para disfrutar del atardecer sobre Ensenada.

Cuatro Cuatros

Se trata de uno de los sitios más fastuosos de la Ruta del Vino. Sí, es una vinícola, pero es mucho más que eso. Se ubica a 22 kilómetros al norte del centro de Ensenada, “entre viñedos y el mar”, como reza su eslogan.

En sus 862 hectáreas hay 19 cabañas de lujo y está por inaugurarse un nuevo hotel Habita. Cuenta con dos de los bares más originales del noroeste de México. Uno es el Barcos, Bar Profeta, que no es otra cosa que un par de barcos camaroneros (uno lo trajeron desde San Felipe, Baja California, y el otro de Puerto Peñasco, Sonora) en medio del llano y adaptados como bar.

El otro es el Bar Bura, tan famoso que normalmente hay que reservar para poder entrar. Aparte de su buena comida, sus espléndidos tragos y su mobiliario armado a partir de pacas de paja, el lugar se encuentra en lo alto de un cerro con vista a las montañas bajacalifornianas al oriente y a la majestuosa Bahía de Salsipuedes al occidente (los varones suelen coincidir en que los mingitorios, con vista al océano, deben ubicarse entre los más majestuosos del mundo).

En pocos lugares de las Californias se puede disfrutar un atardecer tan bello como el que se tiene aquí todos los días. La vinícola no es un proyecto menor dentro de este proyecto gigantesco. Ahora se cultivan unas 20 hectáreas de viñedos.

Parte de ellos están sembrados en círculos concéntricos, lo que ha dado pie a una fuerte controversia entre enólogos y amantes del vino. A pesar de todo ello, los vinos resultantes han sido recibidos con críticas favorables.

Todo esto es parte de Cuatro Cuatros, que se define como un proyecto inmobiliario sin igual en el mundo. Cuando en unos años quede ya concluido tendrá 1,000 casas, helipuerto, club deportivo, club hípico, spa, restaurante, destiladora de mezcal, olivares, tres kilómetros de tirolesas, talleres de arte, senderos para cabalgar y caminar y club para los 1,900 metros de playa. Si ahora visitas el lugar y lo encuentras despampanante, imagínatelo en la tercera década del siglo.

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autor Periodista e historiador. Es catedrático de Geografía e historia y Periodismo histórico en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México donde intenta contagiar su delirio por los raros rincones que conforman este país.
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