Hundimiento de la Catedral Metropolitana, ¿podría derrumbarse?
A lo largo de su historia reciente, la Catedral Metropolitana de México ha sufrido un notable hundimiento, el cual ha tratado de ser arreglado en diferentes ocasiones ¡Conoce más al respecto!
La Catedral Metropolitana de la Ciudad de México es uno de esos inconfundibles símbolos no solo de la capital del país, sino sobre todo de su Centro Histórico. Apostada en el lado norte del Zócalo, ha sido una privilegiada testigo de la historia. Sin embargo, ha sufrido una serie de desperfectos, sobre todo hundimientos diferenciados, que han puesto en riesgo su integridad. Repasemos la historia de ellos.
Un suelo inestable
La Catedral Metropolitana, junto al resto de la ciudad, se hunde en el lecho del que fuera el lago de Texcoco. Desde el comienzo de su construcción en el siglo XVI, empezó a presentar algunos problemas. Este proceso se aceleró a raíz de la sobreexplotación de los acuíferos subterráneos por parte de la numerosa población de la ciudad, dejando mermado a un suelo de por si inestable.
A finales del siglo XIX, se hicieron trabajos de intervención en la áreas afectadas por el hundimiento diferencial, especialmente bóvedas y muros. Sin embargo, estas solo fueron labores correctivas. De hecho, acrecentaron el peso de la estructura de 127 mil toneladas.
Los hundimientos en la Catedral Metropolitana en el siglo XX
Para los años años veinte, ya eran visibles ligeras inclinaciones y hundimientos en diferentes áreas de la Catedral Metropolitana. Entre 1933 y 1942 se desarrolló el primer plan de diagnóstico y solución a los problemas estructurales, a cargo de los arquitectos Manuel Ortiz Monasterio y Manuel Cortina García. Se restó peso a la estructura y carga a la cimentación. Para ello, se tuvieron que demoler los edificios del Seminario, separar la estructura del Sagrario (que era la que mayores problemas mostraba en su esqueleto) y vaciar las celdas de la cimentación (que eran empleadas para colocar criptas funerarias).
Sin embargo, los constantes temblores así como la construcción del metro mermaron a la catedral. Para los años setenta las inclinaciones de los campanarios y los hundimientos no solo eran evidentes, sino peligrosos. Milagrosamente, el terremoto de 1985 no afectó al templo. Sin embargo las grietas de la bóveda se agrandaron con los aguaceros de abril de 1989, ocasionando que una de ellas se fracturara.
Los trabajos de nivelación
Ante el peligro real de que toda la catedral se viniera abajo, en 1990 se dio inicio a una intervención exhaustiva en ella, basada sobre todo en la nivelación del suelo. Si bien estaba construida sobre una base sólida, esta se ubicaba a su vez sobre el suelo de arcilla blanda del lago. Esto era (y sigue siendo) una amenaza para su integridad estructural, puesto que el hundimiento de los mantos fríaticos del lecho de la laguna hacían que el edificio se volviera endeble.
Los trabajos de nivelación iniciaron en 1993 y concluyeron hasta 1998. Para ello, se realizó una sub-excavación. Ésta consistió en hacer descender de manera lenta y controlada las partes más altas en la base del edificio, mediante la extracción de suelo en los estratos más compresibles debajo de ellas. Bajo la catedral se excavaron pozos y se colocaron ejes de hormigón que le dieron una base más sólida al recinto. Hay que aclarar que el hundimiento no pudo detenerse, pero sí se logró que éste sea uniforme. Además, se corrigió la inclinación de las torres y se restauró en general el templo.
Actualidad de la Catedral Metropolitana
La gran prueba de fuego para la cimentación uniforme fue el terremoto del 19 de septiembre de 2017. La Catedral Metropolitana no sufrió ningún daño grave, resistió con éxito el movimiento telúrico. Los que si resintieron el temblor fueron los interiores y exteriores del recinto. Por primera vez en su historia sufrieron daños que, si bien eran superficiales y estéticos, evidenciaron desgastes, poniendo en riesgo no la estabilidad del templo, sino su patrimonio artístico e histórico.
En 2019 se realizó el proyecto más exhaustivo de intervención a la catedral desde los años noventa. La Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural, con el acompañamiento del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), realizaron trabajos de mantenimiento al sistema de pilotes de control de la cimentación, erradicando la flora parásita, calafateo de grietas. Se rehabilitó la instalación eléctrica y el sistema de pararrayos. Para 2022 y 2024, con apoyo del Gobierno de México, se realizaron trabajos exhaustivos de restauración de las cúpulas, campanarios, así como de las piezas afectadas en el siniestro de 2017.
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