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¿Cómo entrenan a los pajaritos de la suerte?

Pajarito de la suerte
© Humberto Alonzo Romero. Flickr

Todos hemos visto alguna vez en nuestra vida a los tiernos pajaritos de la suerte. Dando brinquitos, salen de sus jaulas y toman un papelito con alguna predicción. Esta tradición, si bien ha disminuido, aún pervive en las calles de nuestro país.

Dentro de las incontables costumbres y el extenso folclore de México, hay una actividad que llama la atención. Ya sea por la ternura de la estampa o por lo inusitado de lo que se pretende, atrapa la atención de las personas. Se trata de los pajaritos de la suerte. En mercados, ferias o en las banquetas, en algún momento de nuestras vidas nos hemos topado con una mesita con jaulas de madera que asemejan casitas, en las cuales residen estas lindas aves. Una persona es la encargada de abrirles e indicarles, a través de la voz, que tomen diferentes papelitos que tienen escritos diferentes vaticinios. Aunque parece ser una tradición que ha disminuido, aún resiste en las calles de diferentes ciudades y pueblos de nuestro país.

Los pajaritos de la suerte es una tradición que enternece. © Fotografía: Mardel Ortiz. El Debate.

El origen de los pajaritos de la suerte

No se sabe exactamente cuando se originó la tradición de los pajaritos de la suerte. Es muy probable que haya surgido durante la época virreinal, en los mercados, tianguis y las ferias de diferentes ciudades de la Nueva España. Algunos apuntan que la costumbre llegó desde el sudeste asiático, a través de la famosa Nao de Manila. También es posible que dicha actividad naciera tanto de costumbres antiguas del Mediterráneo, así como del México Prehispánico.

Un jinete rodeado de aves de buen augurio en una cerámica griega datada entre los años 550-530 a.C. © Wikipedia.

Y es que no debemos olvidar que la adivinación a través de los pájaros es una actividad que proviene de épocas remotas. En las antiguas Grecia y Roma existían la ornitomancia y el auspicio, es decir, la adivinación del futuro a través del vuelo, el canto y el comportamiento de las aves, los cuales eran interpretados como señales divinas. Estas «artes» pervivieron en el esoterismo de la Europa y el Mediterráneo medievales.

Entre los pueblos de la antigua Mesoamérica sucedía algo muy parecido. Algunas rapaces, como las águilas, eran mensajeras o avatares del Sol. Las aves acuáticas, sobre todo las migratorias, eran observadas con detenimiento, ya que podían portar signos de los dioses o vaticinios. Con ellas se predecían las lluvias y ciclos agrícolas. Además, comunicaban entre sí diversos planos del Universo. Un buen ejemplo de todo esto fue uno de los famosos presagios funestos, los cuales vaticinaron la caída de Mexico-Tenochtitlan. Se relata en diferentes crónicas que cierto día, al mismísimo Moctezuma Xocoyotzin le llevaron una garza que tenía un espejo sobre su cabeza. Allí el tlatoani mexica pudo observar, perturbado, la futura llegada de los conquistadores.

Moctezuma observa atónito a los conquistadores a través del espejo de una extraña garza en el Códice Florentino. © Noticonquista. IIH. UNAM.

Los pajareros: el arte de adiestrar a los pajaritos

Como hemos visto, aunque es incierto el origen de los pajaritos de la suerte, esta tradición está acompañada de un enorme contexto histórico que relaciona a las aves con el vaticinio del futuro. Desde hace siglos, en México esta actividad ha encantado tanto a chicos como a adultos. Sin embargo, para que esto funcione, es indispensable entrenar a los pequeños emplumados. De esto se encargan los pajareros, quienes han heredado tanto el oficio así como todos sus secretos a través de la familia. Generaciones enteras se han dedicado a criar y adiestrar pajaritos de la suerte hace más de una centuria.

Gelpi – Fotolia El canario amarillo suele el avecilla predilecta de los pajareros.

Todo empieza desde que nacen. Los canarios y otras especies pequeñas de aves son las usadas en este oficio. Al salir de los huevos, los polluelos se improntan de lo que les rodea. Esto incluye a los seres humanos que los cuidan. De esta forma nace entre ellos un vínculo de confianza. A través de premios comestibles e indicaciones con la voz, se les enseñan diferentes trucos (cuya memorización tarda alrededor de un mes por cada uno), así como a perder el miedo a la gente. Además de sacar las cartitas o papelitos con el «futuro», aprenden a responder cuando se les llama por el nombre que se les ha dado. También se vuelven capaces de darle «besos» a un muñequito y a tomar de una copita. Inclusive algunos pajarillos pueden «bailar» y tocar una campana.

Los pajaritos de la suerte en una bella jaulita que emula una catedral. © Notimex.

Una tradición que resiste

Es así que una vez que se han adiestrado debidamente, los pajareros transportan a las avecillas en jaulas de madera que asemejan casitas. Las instalan sobre mesitas de madera, donde también colocan los papelitos doblados con los vaticinios referentes al amor, el dinero, la escuela, etc. Por las calles pregonan sus presencia y con el apoyo de cartelitos, prometen una lectura eficaz del futuro. Es común encontrarlos en plazas, mercados, tianguis, ferias y fiestas cívicas o religiosas. Más recientemente, también se instalan en cantinas y bares.

Tras cobrar usualmente entre 10 y 35 pesos, los pajareros indican a sus pequeños ayudantes que deben tomar los papelitos que contienen los vaticinios. Los rubros de lo que se desea conocer, están indicados por los diferentes colores que tienen los papeles, los cuales están doblados. Así, las avecillas saben cual es que deben recoger con su pico. La repetición afectuosa de su nombre (como Juan o Tomás), así como las curiosas acrobacias que ejecutan, hacen de esta tradición algo entrañable y muy tierno.

Esta costumbre es tan fuerte en la cultura popular mexicana, que inclusive ha aparecido en películas muy famosas, entre ellas En la palma de tu mano (1951). Por si fuera poco, ha dado origen a frases y dichos populares, como el famosísimo «Me lo contó un pajarito». A pesar del tiempo y la incredulidad de muchos ante este tipo de vaticinios, los pajaritos de la suerte perviven porque nos remiten de forma ineludible a nuestro propio interés en el devenir y en el comportamiento de la naturaleza, más allá de cualquier ciencia exacta.

La tradición de los pajaritos de la suerte está fuertemente arraigada en el imaginario popular de México. © Ilustración: El Mictlart. Instagram.

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autor Poeta y ensayista. Historiador de formación. México es sus misterios.
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