Fermín Revueltas, la vanguardia pictórica en el muralismo
No sólo fue un exponente del muralismo mexicano, también incursionó en diferentes formas vanguardistas de la pintura, creando una obra pictórica única y original. Conoce más sobre este importante pintor.
Durante el inicio del muralismo, inscrito en los intensos años 20 de México, una pléyade de pintores formarían parte de él de forma intencional o no. A menudo la atención se centra en los famosos «tres grandes»: Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco. Sin embargo, a parte de ellos, hubo un artista que no sólo se comprometió con un mensaje social en la pintura, sino también con las posibilidades estéticas que ésta aún ofrecía. Se trataba de Fermín Revueltas, miembro de una de las familias más célebres de nuestra historia.
Orígenes de Fermín Revueltas
Fermín Revueltas nació el 7 de julio de 1901 en la ciudad de Santiago Papasquiaro, cabecera del municipio homónimo en Durango, México. José Revueltas Gutiérrez y Romana Sánchez fueron sus padres. El primero fue comerciante, y la segunda ama de casa con aficiones literarias y artísticas desde joven.
Precisamente, la sensibilidad materna para el arte, así como el apoyo recibido para estas inclinaciones por parte de su padre, explica el ambiente en que fueron educados Fermín Revueltas y sus hermanos. Junto a ellos conformaría una de las familias más destacadas en este rubro. El mayor, Silvestre, destacó en la música. Consuelo al igual que Fermín, en las artes plásticas. José en las letras, y Rosaura en la danza y la actuación.
En 1907 la familia se trasladó a Colima. Después en 1910 se mudaron a Guadalajara, y en 1911 a Durango capital. Durante este tiempo, recibió clases de violín y dibujo por parte de instructores privados. En Durango particularmente, empezó a conformar su mundo pictórico a partir de los paisajes locales.
La Revolución y su estancia en Texas
Durante este tiempo, la familia Revueltas había logrado sortear las calamidades de la guerra. La Revolución Mexicana, iniciada en 1910, atravesaba su etapa más sangrienta con la lucha entre las facciones revolucionarias. Es así que para 1917, José Revueltas padre decidió enviar a sus hijos mayores, Silvestre y Fermín, a Estados Unidos para librarlos de las levas.
Fermín Revueltas junto a su hermano Silvestre, fueron inscritos en una universidad e internado jesuita, el Saint Edward’s University en la ciudad de Austin, Texas. En 1918 se mudaron a Chicago, donde ingresaron al Instituto de Arte de Chicago. La efervescencia artística de esta ciudad, con el jazz, el blues, galerías de arte y un ambiente anti-academicista, permearon tanto a Fermín como a su hermano mayor. Además, la presencia de artistas provenientes de Europa también los estimuló y acercó a la novedades que había en aquél continente.
El regreso a México y el ingreso a la Escuela de Pintura al Aire Libre
Para el año 1920, los hermanos Revueltas regresaron a México y se instalaron en la capital del país. Mientras Silvestre se inscribió en el Conservatorio Nacional, Fermín se anotó en la Escuela de Pintura al Aire Libre (perteneciente a la Escuela Nacional de Bellas Artes) en su sede de Chimalistac, en la Ciudad de México.
En 1921, al igual que en Chicago, en la capital mexicana se vivía un ambiente de constante revuelo político, social y cultural. El inicio de la cruzada educativa de José Vasconcelos impregnó a los jóvenes estudiantes, artistas y escritores de un ímpetu memorable. Además, la constante agitación provocada por las primeras acciones de partidos y organizaciones de izquierda, las cuales buscaban radicalizar las directrices de los gobiernos revolucionarios, puso a Fermín Revueltas en contacto con la realidad social del país.
Es en esta época que conoció al poeta Manuel Maples Arce, con quien forjaría una estrecha amistad. Maples Arce en diciembre de 1921, publicó el Manifiesto Estridentista, documento que presentó una nueva vanguardia literaria y artística al mundo. En él se llamaba a una nueva forma de escribir y hacer arte, a partir de la urbe, su realidad vertiginosa y la revolución social que vivía. Revueltas simpatizó y formó parte del grupo Estridentista, interviniendo en la edición de la revista Irradiador.
En estos años, en una excursión a Milpa Alta, el pintor conoció a la profesora María Ignacia Estrada. Ella se encargaba de alfabetizar a los niños de la zona. Se enamoraron y se casaron en agosto de 1922 sin dar aviso a sus familiares. Solo algunos amigos cercanos de Fermín sirvieron como testigos de su unión nupcial.
La gran obra de Fermín Revueltas: el mural «Alegoría de la Virgen de Guadalupe» en San Ildefonso
En 1922 Vasconcelos comisionó a Diego Rivera y a otros pintores, la tarea de plasmar en los muros de la Escuela Nacional Preparatoria (el Antiguo Colegio de San Ildefonso) la historia y porvenir del nuevo México. Los otros artistas que se encargarían también de crear murales en la preparatoria eran colaboradores de Rivera y se les conocía como el Grupo Coyoacán: Fermín Revueltas, Fernando Leal, Emilio García Cahero, Jean Charlot y Ramón Alva de la Canal.
Fermín decidió pintar en una de las entradas principales de San Ildefonso. El mural terminó llamándose «Alegoría de la Virgen de Guadalupe», en el cual a través de una figuración sintética, una composición en forma de pirámide y un uso de colores intensos, plasmó la devoción popular por la Madrecita del Tepeyac. En 1923 concluiría este gran trabajo pictórico.
Sin embargo, la salida de José Vasconcelos de la Secretaría de Educación Pública en 1924 trajo una serie de desavenencias políticas. Víctimas de ello, Revueltas y su grupo fueron excluidos en ese momento de cualquier comisión para pintar murales en edificios públicos. Esto lo llevaría a radicalizar su pensamiento político, a distanciarse ideológicamente de Diego Rivera y a optar por continuar en la pintura de forma totalmente independiente, alejado de la esfera gubernamental.
1928: Ingreso al Partido Comunista, estridentismo y el Grupo 30-30
1928 fue un año importante para Fermín Revueltas. Además de seguir con su trabajo pictórico, ingresó a las filas del Partido Comunista en México. También se implicó de forma más acusada con el estridentismo. También participó en la conformación del grupo de pintores «30-30». El nombre era una alusión al arma icónica de la Revolución, la carabina 30-30. Se dieron a conocer en la capital a través de vistosos afiches, titulados manifiestos Treintatreintistas y Protesta, pegados en las puertas de la Academia de San Carlos.
El tono satírico, antisolemne y crítico de esta producción, buscaba renovar y llevar a una posición de vanguardia al arte mexicano. Apoyaron la candidatura de Álvaro Obregón a la presidencia, y después condenaron su asesinato. También defendieron la permanencia tanto de las sedes como del modelo educativo de las Escuelas de Pintura al Aire Libre, en las cuales Fermín era docente.
Sin embargo, en aquellos años, el gobierno mexicano recelaba la creciente influencia del Partido Comunista. Además de la persecución policiaca, hizo lo que estaba a su alcance para dispersar a los comunistas y evitar su concentración en la capital del país y otras ciudades. Entonces Revueltas fue enviado como maestro a misiones culturales a Tabasco y Campeche.
Muerte
Al final, Fermín Revueltas estuvo poco tiempo en las misiones a las que fue comisionado. El paludismo que estaba sufriendo su hijo, lo hizo retornar pronto a la capital del país.
Además de la pintura, Revueltas continuó dedicándose a la docencia. También realizó diversos trabajos como viñetas, portadas e ilustraciones para Crisol, una revista crítica en la que se conjuntaban obreros e intelectuales.
En 1933, incursionó en el trabajo con vitrales. Obras suyas destacadas en este formato son las que legó en el Centro Escolar Revolución y en el antiguo Hospital Colonia en la Ciudad de México, así como los del Centro Escolar Revolución Mexicana en Ciudad de Juárez.
Desgraciadamente, el 9 de noviembre de 1935, el aún joven pintor murió de un fulminante ataque cardiaco, interrumpiendo de esta forma lo que prometía continuar siendo una carrera artística más que interesante. Y aún así, todo ello bastó para que Fermín Revueltas terminara siendo uno de los más conocidos referentes pictóricos de México.