Los Mayas, el diseño y el color
Así como el mundo de hoy busca la presencia del diseño en cada aspecto de la vida cotidiana, entre los mayas el arte permeó los distintos aspectos de su vida.
Las formas, los colores y las construcciones no sólo crean ese ambiente que llamamos estilo. También infunden de emociones nuestros movimientos y nuestro actuar. Por eso los mayas llenaron sus centros ceremoniales de imágenes, figuras y diseños que nos conmueven y nos impresionan. Al igual que los autos de hoy, cuya potencia no está sólo en el motor, sino también en la forma. El diseño es pensamiento y adaptación a la vida que nos rodea.
Al observar las antiguas ciudades mayas se distingue una sabia adaptación a los accidentes del terreno. También se sabe que la disposición de sus edificios suele responder a determinados fenómenos astronómicos. Pero hay algo más en todos esos magníficos conjuntos urbanos: una cuidadosa planificación orientada a la búsqueda de formas bellas.
La intención artística de los mayas encuentra frecuentemente su mejor expresión en determinados detalles. Muchas veces tales detalles son elementos arquitectónicos como las bóvedas de saledizo, los templos con pórtico en lo alto de las pirámides o la distribución de edificios en torno a plazas. Otras muchas veces se trata de rasgos ornamentales con un fino trabajo escultórico, como las cresterías de ciertos templos, los mascarones del belicoso dios de la lluvia Chaac, las pirámides en miniatura que decoran lo alto de las grandes pirámides de la región del río Bec o los exquisitos frisos con piedra labrada a modo de mosaico. Y en ocasiones también se ve tal intención en pintura decorativa que es relativamente poco abundante debido a que el tiempo y los elementos acabaron con la mayor parte de ella.
Al recorrer las zonas arqueológicas de la cuenca del Usumacinta, en Chiapas, uno queda asombrado con la magnificencia de las cresterías y las inscripciones de Palenque, la increíble distribución de grandiosos edificios sobre la curva del río en Yaxchilán o los majestuosos murales de Bonampak. Una sensación semejante se tiene en la ruta que va de Edzná, en el norte de Campeche, a Uxmal, en Yucatán, pasando por la ruta Puuc (Kabah, Labná y Sayil), donde señoriales pirámides, espaciosos edificios y formidables arcos sobre caminos milenarios ostentan delicados relieves y esculturas.
Uno puede disfrutar de tales recorridos a bordo de un Audi Q8 , donde sentirás la armonía estética que emanan tales ciudades. Desde el interior del auto que responde a un pensamiento y filosofía, que perfectamente empata con la sabiduría milenaria, la forma, los detalles y colores del vehículo se integran a un mundo que cada día es más nuestro. El buen gusto y la potencia que se muestran, hacen del diseño una forma de expresión.
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Autor: Luis Romo