Ignacio Guevara

Un hermoso huipil

El huipil, o “vestido adornado”, es la prenda femenina tradicional de las culturas indígenas de Mesoamérica. Hoy en día es uno de los textiles más cotizados por la labor y belleza de sus coloridos ribetes, encajes o bordados hechos a mano que relatan la historia e idiosincrasia del pueblo que lo fabrica. Aunque el huipil es utilizado desde épocas prehispánicas, tanto por las mujeres del pueblo como por las nobles y diosas, es un accesorio elegante y fresco que nunca pasa de moda.

Antiguamente, esta pieza era elaborada en telares de cintura -técnica que aún se conserva en algunas comunidades del país-, sin embargo actualmente se utiliza manta de origen industrial. El material más empleado para su creación es el algodón, pero también los hay de lana y de seda. En lo que a diseños se refiere se pueden elegir entre huipiles cortos que apenas llegan a la cintura y otros que cubren los tobillos; el cuello puede ser redondo, ovalado, cuadrado o con una abertura vertical.

El uso del huipil predomina en los estados del centro, sur y sureste de México. Dependiendo de la entidad, éstos se distinguen por su tejido, colorido o adorno.  

Dónde comprarlo

En los estados de Yucatán y Oaxaca. Encuéntralos en los mercados más importantes o en las respectivas Casas de Artesanía de cada entidad.

Ignacio Guevara

Una cómoda hamaca

Las hamacas son utilizadas desde hace mucho tiempo por las comunidades indígenas. Sin embargo, hoy en día son artículos muy cotizados para las decoraciones modernas por la simplicidad de su diseño y la comodidad que ofrecen para relajarse, especialmente en zonas calurosas y húmedas. Aunque no se sabe a ciencia cierta su origen (se cree que es Haití, pues la palabra “hamaca” en taíno significa “árbol”), este artículo ha estado presente en los hogares del sureste de México desde el siglo XVI y actualmente es parte de la vida diaria de los peninsulares.

Las hamacas están fabricadas de diversos materiales como el algodón, henequén, cabuya, pita o de polipropileno. Por su calidad artesanal, resaltan las elaboradas en Calkiní, en Campeche, donde los artesanos utilizan finos tejidos de red, hechos a base de algodón. Existen muchos lugares, en particular en Yucatán y Campeche, donde venden hamacas elaboradas con fibras naturales y donde la elección de color y del diseño las convierten en artículos únicos “a la medida” del comprador.

Dónde comprarlo

En Yucatán y en la población de Calkiní, Campeche.

Ignacio Guevara

Bolsa de henequén

El henequén –conocido por los mayas como Kiij o Elsokil- ha sido un material muy aprovechado por los artesanos mexicanos desde épocas prehispánicas, mismo que se conservó durante la Colonia. Esta planta de la familia de las agaváceas crece en zonas áridas y es originaria del área oriental de la península de Yucatán. Durante el siglo XIX, México mantuvo la hegemonía de la producción de esta fibra natural a nivel mundial por lo que, en gran parte, la riqueza de la región (particularmente en Yucatán) se debió a la producción de las espléndidas haciendas henequeras. Su auge fue tal que el henequén fue conocido como el “oro verde”.

Los mayas utilizaban el henequén para elaborar hamacas, cuerdas, bolsas y prendas de vestir, tradición que heredaron a sus descendientes. A pesar del abandono de las grandes haciendas, en el sureste, el henequén sigue siendo utilizado por los artesanos. Por su peso ligero, colorido, resistencia y calidad, las bolsas son muy demandadas. Para elaborar esta artesanía la técnica más común es el desfibrado de las pencas para después usar el telar de cintura prehispánico que sirve para dotarle de forma. Algunas veces se le agregan algunos adornos tejidos como flores.  

Dónde comprarlo

En Yucatán. Actualmente las comunidades donde más se venden son Xocchel, Sahcabá, Huhí y Tamek, pero también es posible encontrarlas en Mérida.

María de Lourdes Alonso

Barro negro oaxaqueño

El barro negro le ha dotado de fama mundial a los artesanos oaxaqueños. Este tipo de cerámica, elaborada con un lodo especial y con la técnica de cocido bajo tierra, era trabajado por los habitantes de esta región desde épocas precolombinas, primeramente por los zapotecos y posteriormente por los mixtecos.

Las piezas bruñidas y de diferentes formas de barro negro son unas verdaderas obras de arte. Es posible encontrar ollas, vasijas, cántaros, instrumentos musicales, ánforas para mezcal y diversas figurillas de esta artesanía que destaca por su color negro natural y poseen un sonido cristalino que la distinguen. Actualmente se elabora en el famoso taller de Doña Rosa en la población de San Bartolo Coyotepec, Oaxaca, donde se crearon las piezas con terminado brilloso algunas de las cuales se encuentran en distintos museos a lo largo del país. Además de las bellas piezas en tono natural y con brocados en la misma cerámica existen algunas adornadas con flores de colores, una opción elegante para deleitar a mamá.  

Dónde comprarlo

Mercado de artesanías de San Bartolo Coyotepec. Ubicado a sólo 8 km al sur de Oaxaca.

María de Lourdes Alonso

Rebozo, tradición y elegancia

El rebozo es la prenda femenina más característica de México y hoy por hoy es un bellísimo accesorio muy valorado a nivel mundial. Toda mujer mexicana debería tener al menos uno en su guardarropa y lucirlo como lo que es: una pieza única elaborada a mano con los más finos materiales.

A pesar de que la creencia popular indica que este textil se originó en la Colonia para cubrir la cabeza de las mestizas al ingresar a un templo, las crónicas de Fray Diego Durán mencionan por primera vez la existencia del rebozo en Oaxaca desde el siglo XVI. Aunque por lo general es utilizado por las mexicanas para cargar niños pequeños o cargas ligeras, en algunas comunidades  es considerado como una pieza de lujo dependiendo del material con el que se elabora y de los ornamentos que lo decoren.

El rebozo está compuesto por un lienzo de tela rectangular decorado con la antigua técnica de jaspeado, la cual consiste en amarrar la tela antes de sumergirla al tinte para que algunos tramos conserven el color natural de la fibra. Santa María del Río, en San Luis Potosí, es considerada la cuna de este textil, pues su producción data del siglo XVIII, aunque actualmente cada comunidad que lo fabrica le agrega un toque personal. Por ejemplo, los purépechas llevan dos franjas de distintos tonos de azul con flores, en Veracruz y Puebla son bordados en lana teñida y los zapotecas son lisos con flecos.

Además de ser una auténtica joya, el rebozo forma parte de la cultura e identidad nacional que además le ha conseguido al arte popular mexicano numerosos reconocimientos internacionales. Las dos mejores colecciones donde se exhiben las muestras más antiguas de esta artesanía están en el Museo Franz Mayer y en el Instituto Nacional Indigenista.  

Dónde comprarlo

Además del taller de Santa María, ubicado en San Luis Potosí, existen otros centros en el país abocados a rescatar la tradición rebocera como el Museo del Rebozo en La Piedad, Michoacán; el Taller de Tejedoras de la Tercera Edad, montado por CONACULTA en Acatlán, Veracruz; y el Taller de Rebocería de la Casa de la Cultura en Tenancingo, Estado de México.

Ernesto Polo

Bordados únicos de Tenango

Los multicoloridos y delicados bordados de Tenango tienen su origen en Tenango de Doria, población ubicada en el estado de Hidalgo de donde toma su nombre esta exquisita artesanía.

En sus inicios -en la década de 1920-, este tipo de blusa sirvió para el uso propio y cotidiano de las mujeres locales. Sin embargo, cuando notaron la popularidad que tenía este textil entre los visitantes se convirtió en uno de los soportes económicos de la región y actualmente la mayor parte de esta población de origen otomí-tepehua, tanto mujeres como hombres, se dedica al dibujo y elaboración de bordados.

En sus decoraciones se relatan escenas del costumbrista imaginario otomí donde la relación del hombre con la naturaleza es protagonista. En ellos se plasman figuras antropomorfas, la flora y fauna de la localidad, las creencias de su gente y los sentimientos de los bordadores, dando lugar a prendas únicas llenas de la creatividad.

Actualmente, es posible adquirirlos de distintos materiales como el algodón, la seda y el lino y existen artículos de mantelería, tapicería, vestimenta y objetos de uso cotidiano como monederos y portavasos.

Dónde comprarlo

Casas artesanales de Tenango de Doria, Hidalgo.

Rafael Doniz

Vajilla de talavera

La producción alfarera con esmalte en México tiene origen en la fabricación de la loza conocida como la mayólica, denominada comúnmente como talavera. Esta artesanía nace en Puebla con las primeras comunidades de españoles que se asentaron en esta bella ciudad colonial del centro del país. En la actualidad es uno de los elementos más emblemáticos del arte y arquitectura poblana, destacable en las magníficas fachadas decoradas con azulejos de edificios civiles y religiosos.

Originalmente, esta cerámica se elaboraba con la técnica peninsular y constituía parte del decorado de las construcciones pertenecientes a las clases dominantes en la Colonia. Las piezas de talavera, que se diferencian por su base vítrea en color marfil, requieren de un proceso de producción lento y detallado, por lo que sólo son realizables mediante técnicas artesanales. La talavera auténtica es oriunda del estado de Puebla (de los distritos de Atlixco, Cholula, Puebla y Tecali), pues es en esta zona donde se encuentra la clase de barro adecuada para su creación y la tradición de su manufactura que data desde la época virreinal. Por ello tiene la prestigiosa etiqueta de Denominación de Origen.

En los talleres de la “Ciudad de los Ángeles” podrás encontrar todo tipo de utensilios de uso común como platos, floreros, jarrones y figuras decorativas -especialmente para baños y cocinas- de diversos colores, aunque destaca el azul cobalto. También, en una población cercana a la capital, llamada Izúcar de Matamoros, se crean “árboles de la vida” con este material.   

Dónde comprarlo

-En Puebla. Existen nueve talleres certificados que la elaboran: Talavera Uriarte, Talavera La Reyna, Talavera Armando, Talavera Celia, Talavera Santa Catarina, Talavera de la Nueva España, Talavera de la Luz, Talavera de las Américas y Talavera Virgilio Pérez.    

-En la población de Izúcar de Matamoros a 67 km al suroeste de la ciudad de Puebla.

Arturo Lara

Joyería de plata

La plata se trabaja en muchos lugares de México, donde cada uno trata este material con diferentes técnicas que dan lugar a maravillosas piezas de joyería, adornos y objetos de uso diario. Uno de los centros plateros más destacados es Taxco, Guerrero. En este Pueblo Mágico existen las minas más ricas donde se explota este metal y los talleres más famosos del país. Tan es así que anualmente se realiza la Feria Nacional de la Plata donde se muestra lo mejor del trabajo de los artesanos.

Con la técnica orfebre de la filigrana, la cual consiste en fabricar finísimos hilos con metales preciosos, es posible encontrar artesanías en Oaxaca, de donde destacan las reproducciones de las joyas de Monte Albán, y Yucatán. En Amozoc, Puebla, se venden delicados objetos para la charrería, como las espuelas y los arreos, mientras que en la Ciudad de México se encuentran los talleres que elaboran cubiertos y vajilla.   

Los artesanos prehispánicos sabían derretir y modelar la plata, prueba de ello son los exquisitos objetos que recibió Hernán Cortés de parte de Moctezuma. Pero la joyería contemporánea mexicana no se queda atrás. Hoy en día es posible encontrar aretes, collares, pulseras, anillos y figuras decorativas, combinados con otros metales como el latón, el cobre y el acero, en diversos mercados y tiendas en toda la República Mexicana.

Dónde comprarlo

En Taxco, Guerrero. Uno de los talleres más reconocidos es el de Antonio Castillo.

Ignacio Guevara

Sombrero de jipi

En Bécal, al norte del estado de Campeche, muy cerca del límite con Yucatán, muchas casas familiares cuentan con una cueva subterránea artificial donde se elaboran diversas artesanías con jipi. Esta fibra natural  se obtiene de una palma enana que mide de uno a dos metros de altura y de sus hojas se extrae el material para elaborar diversos artículos, entre ellos, los famosos sombreros tipo “Panamá”, también conocidos como de jipi.

Aunque su mayor popularidad la alcanzó a mediados del siglo XX, esta pieza se elabora casi de la misma forma que se hacía antiguamente gracias a la herencia de la cultura maya que predominó en la Península de Yucatán. Los sombreros de jipi destacan por ser flexibles por lo que se pueden doblar y guardar sin que se arruguen o rompan, siendo un accesorio práctico y a la moda, indispensable en tiempos de calor, especialmente en el sureste mexicano.

Por las condiciones que requieren para su horma, estos sombreros sólo pueden elaborarse a mano, por lo que han conseguido una gran popularidad entre los amantes de las artesanías, especialmente de la cestería hecha en México.    

Dónde comprarlo

En Bécal. Se localiza a 90 km al norte de la ciudad de Campeche.

María de Lourdes Alonso

Bordado chiapaneco

Existen numerosas manifestaciones de las hábiles y versátiles manos de los artesanos chiapanecos y los textiles no son la excepción. Los finos bordados de Chiapas componen una de las artesanías más elaboradas de nuestro país, reconocida mundialmente por la técnica utilizada, el telar de cintura, y el trabajo artístico que requiere.

De acuerdo a cada grupo indígena, la vestimenta  varía. Por ejemplo, las mujeres de Ocosingo visten blusas bordadas con flores y una falda negra, mientas que los habitantes de los Altos de Chiapas utilizan un cotón con flores bordadas y un amplio pantalón a las rodillas; en Tenejapa los huipiles se adornan con grecas rojizas. Entre otros bordados destacan el “hazme si puedes” de las blusas de Ocotlán y las blusas “chenteñas” de San Vicente Coatlán.

Dentro de las numerosas prendas que se fabrican resalta el tradicional y elegante traje de chiapaneca, fabricado en Chiapa de Corzo, cuya falda posee grandes flores bordadas en tul. Este magnífico atuendo es de herencia española y resulta como la culminación de este magnífico arte hecho a mano.

Dónde comprarlo

En Chiapa de Corzo. También en San Cristóbal de las Casas es posible encontrar hermosos huipiles y manteles bordados en tul, así como otras prendas como bolsos y blusas.

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