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El Ahuehuete de Chalma: un árbol centenario en uno de los mayores santuarios católicos de México

Estado de México
© Michel Gunther. BIOSPHOTO. BIOSPHOTO VIA AFP
© Michel Gunther. BIOSPHOTO. BIOSPHOTO VIA AFP

Próximo al Santuario del Señor de Chalma, se encuentra un viejo ahuehuete del que brota un manantial en el que se purifican los peregrinos. ¿Lo conocías?

Los ahuehuetes son árboles que están íntimamente ligados no solo a los entornos silvestres y urbanos de México, sino también, a su historia y religiosidad. Varios de ellos han adquirido fama, y hasta tienen nombres propios. Uno que es de particular interés es el que se encuentra en las proximidades del Santuario de Nuestro Señor de Chalma. Hablamos, claro, del Ahuehuete de Chalma, o el Ahuehuete de Ocuilan, en el Estado de México.

El ahuehuete, el árbol nacional

En 1921, en el centenario de la consumación de la Independencia de México, se nombró al ahuehuete como árbol nacional. Estos pueden vivir miles de años y poseen un tronco grueso. Los ahuehuetes se encuentran sobre todo en hábitats del país con cuerpos de agua dulce. Es un árbol cupresácea, que es una familia de coníferas.

Su nombre científico es Taxodium mucronatum, pero todos lo conocen por su epíteto ahuehuete, que viene de la palabra en náhuatl ahuehuetl. Ésta tiene el significado de «viejo árbol del agua», por sus raíces atl (agua) y huéhuetl (viejo), aludiendo a su larga existencia y a que crece próximo a fuentes fluviales. Otros nombres que recibe son el de ciprés mexicano, ciprés de Moctezuma y sabino.

A lo largo de la historia del territorio que hoy es México, este árbol ha gozado de particular fama. Algunos célebres ahuehuetes son el Árbol de la Noche Triste, donde lloró Hernán Cortés su derrota ante los mexicas en 1520. Otro es el Árbol del Tule, en Santa María del Tule, Oaxaca. Finalmente, en Xochimilco se encuentra el popular Sabino de San Juan.

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Ahuehuete de Chalma. © Turimexico.com.

El Ahuehuete de Chalma y el santuario

El Ahuehuete de Chalma (cuya edad se estima en 800 años de vida), se encuentra en el Municipio de Ocuilan, Estado de México. Está próximo al Santuario de Nuestro Señor de Chalma. La particularidad de este ahuehuete es que a sus pies, nace un manantial donde se bañan los peregrinos antes de ingresar al santuario, a manera de purificación espiritual.

Recordemos que el Señor de Chalma es una advocación de Cristo. Fue implantada en la localidad durante la evangelización agustina en el siglo XVI. Se comenta que esta imagen se hizo popular después de que los frailes de dicha orden, como parte de sus misiones, sustituyeron el culto rendido en Ocuilan a la deidad nahua de Oztotéotl, en una de las cuevas del poblado.​

En aquél lugar fundaron el pueblo de San Miguel de las Cuevas en 1537. Los frailes agustinos Sebastián Tolentino y Nicolás Perea sacaron de la cueva sagrada la efigie de Oztotéotl. Fue despedazada a los pies de la imagen de un Cristo crucificado, el cual es actualmente el Señor de Chalma.​ Dado que creció la veneración al Cristo en la cruz por la población local, los agustinos iniciaron la construcción de un monasterio que daría origen al santuario.

El Ahuehuete de Chalma y lo sagrado

El anterior relato sobre el origen de la veneración al Señor de Chalma tiene elementos propios de la doctrina de la iglesia católica. Sin embargo, hay bastante verosimilitud en él cuando se examina que el santuario fue situado en una zona con una fuerte religiosidad por una deidad previa al cristianismo. Y es aquí donde el propio Ahuehuete de Chalma da otra pista de esta situación.

Hay que recordar que los ahuehuetes tenían un simbolismo muy importante en la compleja religiosidad de Mesoamérica, antes de la llegada de los españoles. Los árboles en general, en la cosmovisión prehispánica, eran marcadores de los cinco rumbos del Universo, tanto del Centro, como del Este, el Oeste, el Norte y el Sur. Al ser ejes del mundo (axis mundi), en ellos transitaban las deidades y comunicaban al mundo con los planos celestes y el inframundo. Alimentaban a los hombres no solo en la Tierra, sino también en algunos de los paraísos ultraterrenos, tanto entre nahuas, mayas y otros tantos pueblos precolombinos.

La arqueobotánica Aurora Montúfar López comenta que se han hallado rastros de la madera de ahuehuete en el registro arqueobotánico de la Ciudad de México, además de otros sitios arqueológicos. Se reportó la presencia de restos de pequeños fragmentos de hojas de ahuehuete en un tlecuil (fogón sagrado) procedente del sitio arqueológico de Tetzcutzinco, Texcoco, en el Estado de México. También se han ubicado restos del árbol en varias ofrendas de Tlatelolco y de la Catedral Metropolitana.

Al usar madera de ahuehuete en fogones sagrados, se vinculaba lo sagrado con lo mundano. Se establecía una comunicación entre el mundo de los dioses con el de los hombres en diversas fiestas, como la del Fuego Nuevo. Por ello, los ahuehuetes y otro árboles cumplían un rol ritual entre las antiguas sociedades mesoamericanas.

Con esto, y el antecedente de la historia del culto a Oztotéotl, resulta lógico inferir porque el Ahuehuete de Chalma sigue teniendo una relevancia ritual entre los devotos católicos. Las peregrinaciones que se encaminan al famoso santuario continúan (pasados los siglos) vinculándose con lo divino a través de los ahuehuetes.

Crucifijos en la reja que custodia al Ahuehuete de Chalma. © MX CITY. Guía Insider.
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autor Poeta y ensayista. Historiador de formación. México es sus misterios.
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