14 playas de México, desconocidas y originales
Las playas de México son paradisíacas y tienen paisajes para todo tipo de viajeros. Aquí te dejamos una lista con 14 playas que, a causa de la distancia o de los caprichos de la naturaleza, son recónditas, íntimas y solitarias.
¿Cuáles de estás playas de México te gustaría visitar?
1. Playa El Requesón, Baja California Sur
Nada más que arena, un cielo sin nubes, el contorno del desierto y un mar cuyos tonos se degradan del turquesa al verde es lo que verás al llegar a El Requesón. Esta es una de las playas desconocidas de México que forma parte de la Bahía de la Concepción, la más grande del estado; se localiza en el costado de un brazo de tierra que penetra en el mar de Cortés y une a la isla del mismo nombre. Puedes llegar a ella desde Loreto o La Paz tomando la Carretera Transpeninsular 1, aunque la población más cercana es Mulegé, al noroeste. Sin importar desde donde acudas, divisar esta franja costera, atravesando el mar añil como una flecha blanca, será motivo suficiente para enamorarse de ella. Además, mojar tus pies en los espejos de agua que rodean una de las mejores playas desconocidas en México te convencerá de quedarte a acampar para admirar el cielo del desierto salpicado de estrellas. Al día siguiente estira los músculos practicando kayak o haciendo esnórquel. La Posada del Cortés, en Loreto, es una excelente alternativa para hospedarse: además de cómodas suites equipadas, cuentan con estacionamiento gratuito para huéspedes y la posibilidad de llevar a tu mascota con previo aviso.
posadadelcortes.com
2. El Himalaya, Sonora
El contraste entre la aridez del desierto y la exuberancia marina definen a las playas de Sonora, predilectas entre quienes disfrutan los deportes acuáticos y la pesca. Si lo que buscas es intimidad, sal de la populosa Guaymas con dirección a Hermosillo, y a la altura del desvío Los Arrecifes, doblen a la izquierda hasta llegar a la población de El Bajío, desde donde alcanzarán a ver el perfil pedregoso de El Himalaya, un paraje que fue bautizado así porque sus riscos volcánicos se parecen a la cordillera más alta del planeta. Vetas de color amarillo, rojizo y anaranjado cubren estas peñas, creando un bello contraste con el océano, transparente en las orillas y de turquesa conforme la profundidad aumenta. No conforme con su ubicación remota y poca concurrencia, El Himalaya presume un rincón aún más secreto: una cueva labrada por las potentes olas del Pacífico. Para visitar El Himalaya te sugerimos hospedarte en Guaymas, donde tendrás acceso a todos los servicios. ¿Quieres una recomendación? El hotel Armida ofrece amplias habitaciones de estilo contemporáneo, piscina al descubierto y un original restaurante inspirado en el Viejo Oeste.
hotelarmida.com.mx
3. Bahía Santa María, Sinaloa
Se trata de la puerta de entrada al Área de Protección de Flora y Fauna Bahía de Santa María, uno de los sistemas de humedales costeros más importantes del noroeste de México. Como bien indica su nombre, son cientos las especies de aves, reptiles, peces y mamíferos que llegan a esta prodigiosa ensenada para refugiarse, anidar o encontrar alimento. Así, mientras se dirigen a la isla de Altamura, joya principal de este tesoro sinaloense, verán decenas de fragatas, gaviotas, garzas, pelícanos y pájaros bobo agitando las alas en la brisa marina. En el camino pasarán junto a numerosos islotes y bancos de arena formados por el choque de las aguas de la laguna marina. Una vez en la isla de Altamura, no pierdan la oportunidad de visitar los médanos, una sucesión de grandes dunas de arena que con el paisaje azul del mar de Cortés completan una postal única. Por tratarse de una zona protegida, no encontrarán allí más visitantes que quienes se embarquen con ustedes en los recorridos que salen de la población de La Reforma, a 5 kilómetros de la desviación a Leopoldo Sánchez Celis de la carretera federal México-Nogales. Para realizar esta expedición vayan a la Secretaría de Turismo del estado, quienes les podrán recomendar prestadores de servicios y brindarles más información útil para tener un recorrido seguro y exitoso.
turismo.sinaloa.gob.mx
4. Playa Majahuitas, Jalisco
Son casi 30 los kilómetros que separan a esta playa de Puerto Vallarta, por lo que la sensación de privacidad y desconexión la tendrán garantizada a corta distancia del popular destino. Para llegar a Majahuitas pueden abordar una lancha desde la Playa de los Muertos, o bien trasladarse en auto, taxi o autobús hasta Boca de Tomatlán. Una vez ahí, contraten a un pescador con su panga y surquen las aguas hasta llegar a esta aislada playa: les recibirá una bahía semicircular, de arena clara y rodeada por la exuberante vegetación de la reserva natural El Tuito. ¿Quedaron enamorados de su pequeño arrecife coralino o de sus cuevas subacuáticas? Entonces reserven una noche en el hotel Majahuitas Resort, única opción de hospedaje en la zona. Además de sus ocho casitas con cuidada decoración colonial mexicana, destaca el manejo social y ecológico de sus instalaciones: fueron construidas con materiales y mano de obra local; la electricidad se obtiene de paneles solares y utilizan sistemas de ahorro de agua. majahuitasresort.com
5. Punta Monterrey, Nayarit
Sobre la carretera Tepic-Vallarta, justo antes de llegar a las inmediaciones del Pueblo Mágico de Sayulita, se halla otra de las playas desconocidas de México. Probablemente no la verán desde la vía, pues está protegida por formaciones rocosas y un tupido bosque tropical, los motivos principales de su encanto y privacidad. Al arribar a los límites con el mar verás que la playa esa una enorme herradura de arena morena a donde las olas llegan a varar. Entre la espesura que cubre el monte alcanzarán a distinguir los techos de palapa del hotel Punta Monterrey, único resort de la playa. Con capacidad para solo 35 huéspedes, en sus 12 cabañas y bungalows recibirás un trato personalizado, ya sea que elijas organizar una fiesta privada, disfrutar una cena o participar en las sesiones de yoga y meditación. Como el objetivo aquí es te olvides del estrés del exterior, no encontrarás señal de celular y sí mucha vegetación, por lo que es recomendable meter en la maleta un buen repelente.
monterreybeach.com
6. Playa Litibú, Nayarit
Quizás han oído hablar de Punta de Mita, una saliente en donde se han establecido algunos de los hoteles internacionales más exclusivos de México. Es justo al noreste de esta península nayarita donde se ubica una opción menos conocida pero no por ello menos bella y glamorosa: Playa Litibú. Se trata de una media luna de arena dorada y oleaje azul profundo rodeada casi toda por vegetación endémica, desde palmeras y cocoteros hasta árboles de selva baja. Y si bien hay un campo de golf de clase mundial en las cercanías, la sensación de escape solitario no se desvanece pues la bahía es tan ancha que parecerá que la playa es solo para ti. Al caer la noche refúgiate en el hotel La Tranquila, cuya espectacular piscina que conecta el lobby con el océano te obligará a permanecer bajo el agua durante toda tu estancia.
T. 01 800 838 0610
7. Piedra de Tlacoyunque, Guerrero
Son 29 hectáreas las que conforman el área protegida donde se incrusta esta playa, casi a medio camino entre Acapulco y Zihuatanejo. El principal atractivo de Piedra de Tlacoyunque es justamente un risco de 35 metros de altura en la orilla del mar, perforado a tal punto por el oleaje, que en su interior se ha formado una cueva con su playita secreta. Degustar el pescado a la talla preparado por los pescadores es obligatorio, así como seguir las indicaciones para proteger a la tortugas golfina, laúd y prieta, que llegan a desovar a esta ancha y fotogénica bahía erizada de rocas. La playa se ubica a105 kilómetros de Acapulco, y el camino de acceso se hace visible luego de pasar la población de Atoya de Álvarez, antes de arribar a la cabecera municipal de Técpan. Para descansar, reserva en el Bogavante Hotel Papanoa, cuyas habitaciones tipo cabaña echan mano de materiales locales para replicar la sensación de dormir en una fresca palapa playera. En sus balcones, con vista panorámica al mar, quedarás cautivado a la hora del atardecer.
bogavantehotelpapanoa.com
8. Bahía Cacaluta, Oaxaca
Esta formación costera no solo inspira al romance por sus virtudes (suave marea de azul claro; arena dorada; manglares tropicales; tranquilidad) sino porque desde las alturas su contorno se parece a la silueta de un corazón, además de ser una de las playas desconocidas de México, esto la vuelve única. Así, esas dos franjas que unidas recuerdan al músculo del amor tienen nombre y carácter propios. La primera, llamada también playa Cacaluta, ofrece arena gruesa a causa de los restos de coral y moluscos que llegan con la marea; su oleaje es potente, por lo que conviene mejor quedarse en tierra para disfrutar la atmósfera de refugio que producen la vegetación tropical y las formaciones rocosas. Por su parte, playa Arroyo es pequeña y calmada, casi nunca visitada por turistas pero sí muy frecuentada por especies de aves migratorias que llegan a buscar pareja y nido. Bahía Cacaluta se ubica al suroeste de Santa Cruz Huatulco, desde donde deberás tomar una lancha que te deje en este rincón. Allí también podrás pernoctar en una de las opciones más cómodas y próximas a esta playa, el hotel Binniguenda, con 77 habitaciones climatizadas.
binniguendahuatulco.com.mx
9. Playa Escondida, Veracruz
Esta bahía, perteneciente a la región de Los Tuxtlas, hace honor a su nombre desde el acceso: luego de rebasar el poblado de Ángel R. Cebada, a 100 kilómetros del puerto de Veracruz, deberás tomar una desviación de 8 kilómetros hacia la costa para luego continuar a pie o a caballo, pues no hay caminos pavimentados hasta el mar. La recompensa a tal esfuerzo será penetrar en la selva y disfrutar la vista de la playa abriéndose entre la espesura. Ya con los pies en la arena, solo resta tumbarse bajo el sol hasta que el hambre te obligue a levantarte. No temas si esto ocurre: podrá no haber hoteles en Playa Escondida (recomendamos llevar tienda de campaña), pero lo que sí sobra es sazón veracruzana y excelentes mariscos. ¿Prefieres dormir bajo techo? Diríjete a Catemaco y desvíate hacia la laguna del mismo nombre, en cuyas orillas se alza la Reserva Ecológica de Nanciyaga.
10. El Madresal, Chiapas
Diríjete a Tonalá, Chiapas, desde donde parten los vehículos que te dejarán en el embarcadero del Centro Ecoturístico El Madresal, un pequeño paraíso isleño rodeado de manglares. Al llegar a la isla serás recibido por los miembros de la cooperativa ejidal que opera el centro, lo único que deberás hacer es dedicarte a descansar en una hamaca, quizás tomar algún tour por los manglares y disfrutar los platos con mariscos fresquísimos que preparan las cocineras locales.
elmadresal.com
11. Isla Arena, Campeche
Aunque en realidad se trata de una península, la sensación de escape isleño está asegurada en estas prodigiosas coordenadas, puerta de entrada a una de las reservas naturales más bellas e importantes de México. Isla Arena está prácticamente en el vértice más norteño de Campeche, y forma parte del Parque Natural Los Petenes, con 70 kilómetros de ríos y 282 mil hectáreas de humedales.En los márgenes de este santuario natural podrán refugiarse gracias a los esfuerzos del Centro Ecoturístico Carey, establecido y administrado por una organización de pescadores locales. En compañía de ellos podrás subir a un bote y remontar las aguas de la reserva en busca del flamenco rosado; adentrarse en los salares que salpican la costa y comprobar los beneficios que la sal rosada proporciona a la piel. El Centro Ecoturístico Carey cuenta además con un restaurante especializado en mariscos y servicio de hospedaje en diez cabañas (seis dobles y cuatro sencillas) con aire acondicionado y libre acceso a la playa. Separados por pocos metros de un mar verdeazulado casi siempre en calma, el único sonido que te despertará por las mañanas será el de las aves marinas alzando el vuelo. todo esto han hecho de Isla Arena una de las playas desconocidas de México que no te puedes perder.
C.(045) 996 100 8850.
12. Caleta Tankah, Quintana Roo
Formada por los caprichos geológicos de la península de Yucatán, aquí convergen corrientes de agua dulce subterránea para crear una gran piscina natural que sorprende porque su color y temperatura son distintos a los del mar. Rara vez verás aquí un oleaje agitado, pues las rocas que cercan y forman la caleta detienen las corrientes oceánicas; así, descansar sobre la arena o nadar plácidamente en el agua son dos planes siempre realizables. En temporada alta quizás veas algunos bañistas provenientes de la cercana Tulum (5 kilómetros al sur), y durante la época de desove divisarás decenas de tortugas que llegan a la arena a construir sus nidos. El resto del año, quizás solo te topes con huéspedes del hotel Caleta Tankah, el único edificio construido a pocos metros de la playa. Pernoctar en este sitio resulta recomendable si quieren prolongar la estancia en este peculiar rincón del Caribe.
caletatankah.com
13. Playa Xpu-ha, Quintana Roo
Todas las virtudes naturales que caracterizan a la Riviera Maya se amontonan también en esta playa, localizada apenas a 20 kilómetros de Playa del Carmen. A diferencia de la mayoría de los destinos del Caribe mexicano, Xpu-ha cuenta con poca infraestructura turística, si bien no está del todo desierta. Entonces, ¿por qué te la recomendamos? Porque las hileras de palmeras que aún la cercan, la presencia de múltiples especies animales y las rocas que forman caletas le brindan cierta atmósfera de playa virgen. Desde luego, sus aguas son de un turquesa traslúcido, el oleaje es sereno y la arena, tersa y blanca. Renta un kayak antes de acostarste al pie de los cocoteros durante las horas más calientes del mediodía. Luego sigue los señalamientos hasta el cenote Manatí, al norte de la playa. Si la temporada y la hora lo permiten, podrás disfrutarlo a solas como si se tratara de una alberca privada. Prolonga la experiencia aventurera hospedándote en Serenity Eco Luxury Tented Camp, un campamento de lujo cuyas habitaciones estilo safari cuentan con todas las comodidades modernas sin perder de vista el cuidado al medio ambiente.
serenitycamp.com
14. Sisal, Yucatán
El nombre de este puerto fue sinónimo de progreso e intercambio comercial hace casi cien años, pues desde este se embarcaba ese “oro verde” que le trajo prosperidad a las haciendas de Yucatán: la fibra de henequén. Los años dorados de la explotación henequenera y del tránsito de navíos han quedado atrás, por eso es momento de voltear la mirada a Sisal para redescubrir su belleza natural y potencial turístico. Sus playas, de arena granulosa y clara, colindan con aguas bajas y tranquilas de tonos verdeazulados. Podrás caminar mar adentro por varios metros y el nivel del agua apenas te llegará a la cintura. Pasear por el malecón y el muelle (recientemente remodelados) también resulta imprescindible, pues sus farolas blancas y las sillas Tú y Yo ‒esos ingeniosos asientos para novios que caracterizan al centro de Mérida‒ invitan al romance. Para llegar a este puerto nostálgico desde la capital yucateca deberás salir a través del Periférico y luego entroncar con la carretera Mérida-Tetiz y posteriormente con la vía a Hunucmá. En esta población encontrarás el hotel Agua de Ciénega, un concepto contemporáneo para parejas que combina estilo vanguardista con típica arquitectura yucateca. Imperdible su piscina al aire libre, la cual recuerda las piletas de las haciendas henequeneras.
FB Agua de Cienega Hotel